HOGUERA A LO ALCARREÑO: Siete metros de diámetro y otros tantos de altura
Es redonda. Mide igual el alto que el ancho. Son siete metros en los que los lugareños meten una incalculable cantidad de leña. Hasta tal punto, que muchas veces sigue habiendo lumbre al día siguiente por la tarde.
No es un mito, es una realidad. Y nadie en Escariche hace magia. Los gigantescos troncos de un metro de diámetro se traen del campo junto a las ramas que se preparan antes para que puedan ser recogidas. Todos los años, cuando llega el sábado que sigue a la fiesta de San Antón, los vecinos de este pueblo preparan la fogata por la mañana y trabajan sin cesar hasta que a las siete y media de la tarde la prenden.
Este año este gran acontecimiento se lleva a cabo el sábado, 20 de enero. Sus grandes dimensiones van acorde con el enorme ambiente de hermandad que procede de los 200 hijos del pueblo que se dan cita. “El día del santo es el 17; celebramos una misa en su honor para, el sábado 20 de enero, sacarlo en procesión hasta la plaza”, describe el alcalde, Raúl García Moratilla.
Llegará las siete y media de la tarde un año más desde hace ni se sabe. El alcalde, con medio siglo de vida, pone la mano en el fuego, nunca mejor dicho, y remarca, con orgullo, que desde que nació ya se viene celebrando. En realidad, nadie sabe la de años que tendrá esta tradición…
“Cuando se ha pasado la lumbre, la gente baja con carne para asar, se sacan las ascuas alrededor de la lumbre y cada uno asa lo que baje de su casa”, cuenta.
San Anton es una fiesta menor del pueblo, pero la alta participación dignifica este pequeño evento, porque la celebración sigue tras la hoguera y se prolonga hasta la madrugada. Por la noche, a partir de las 23.30, hay una discomóvil “en la que se juntan muchos jóvenes”. Entre tanto la hoguera sigue viva: “El que tiene hambre sigue asando hasta la madrugada, porque es tan amplia que entran varias parrillas”, narra García Moratilla.
Y es que, todos lo saben, la leña de encina, que se deja apartada para el acontecimiento, ya que es época de poda, es la que mejor prende y más dura.
El regidor municipal recuerda cómo antiguamente se hacía en el paraje del Rulo, más tarde, al lado de la carretera y luego en la plaza del pueblo. Y ahí sigue y, sin duda, seguirá por muchos años.