Juan Carlos Guerrero, Huertahernando: “El Salado se desborda cuando llueve”
La DANA de Valencia se cebaba con Huertahernando, en el corazón del Alto Tajo. El camino de acceso al manantial de agua y elevación quedaba cortado en dos sitios por derrumbes de muros porque bajaba mucha grava. El manantial partía en dos la tubería de que abastece el depósito y originaba una zanja por donde va la canalización de más de 3 metros de profundidad.
En el río Salado, donde se junta con el Ablanquejo, la DANA se llevaba unos tubos que regaban 30 hectáreas de cultivo en lo que era el único camino de acceso a 2.000 hectáreas de las 5.000 del término que quedaba arrasado. “Esto implica que los cazadores y los ganaderos no puedan acceder a las fincas”, aseguraba el alcalde, Juan Carlos Guerrero. Los ingresos de la caza, fundamentales para las arcas municipales, se pueden reducir a cero.
“El río Salado se desborda cada vez que llueve. Y el agua anega y arruina las parcelas del agricultor”, describía Guerrero. Este año –recordaba- ha habido otras dos riadas más; una en abril y otra en septiembre.
“Me pregunto qué hubiera pasado si la Confederación hubiera mantenido los cauces en mejores condiciones; hemos enviado multitud de escritos a la CHT y ni caso, creo que el río Salado no se habrá limpiado nunca”, concluye. Y es que Huertahernando es uno de los casos en los que los pueblos, atados de pies y manos, no pueden actuar sobre los cauces que atraviesan sus términos, ya que la legislación lo prohíbe y se exponen a multas muy elevadas.
Alcalde de Huertahernando, Juan Carlos Guerrero.