La Comarca de Alcolea tiene viviendas disponibles para trabajar y vivir
Buenas comunicaciones, médico, colegio, panadería, tienda de alimentación o gasolinera, no falta de nada para tener una vida confortable y a la vez disfrutar de un pueblo, asegura el alcalde.
Bajo el lema “Tú eliges, el futuro está en los pueblos”, gracias al patrocinio del Ayuntamiento de la localidad y la colaboración de la empresa Pulsar Properties, Alcolea, con 321 vecinos empadronados, se está promocionando como un destino ideal, a 35 minutos de Guadalajara y a menos de una hora de Madrid, para huir del mundanal ruido y los ajetreos de las grandes urbes que la rodean. Entremezclando el remanso de sus ríos y los cláxones de los coches, presentan a la localidad guadalajareña como un lugar que abre sus puertas y da la bienvenida a los potenciales nuevos vecinos.
Su conexión estratégica con Barcelona, Valencia y Zaragoza le convierten en “uno de los ejemplos de la calidad de vida de nuestros pueblos”, reza la grabación. “Lo que queremos es que lleguen nuevos vecinos y nuevas empresas a instalarse, porque queremos seguir vivos”, asevera el alcalde, Alberto Guerrero. En la grabación aparecen testimonios de vecinos totalmente integrados, que se han asentado para formar una familia, con hijos que están escolarizados. Destacan igualmente que se puede ir a Guadalajara capital “porque no sólo está el pueblo, según llego no duro un día, al otro día regreso a mi campo, mi gente, que somos una pequeña familia”, indica Puri Casado, auxiliar de Farmacia.
Mari Díaz y Rafa son dos vecinos que apostaron por trabajar en el pueblo. “Estudié magisterio musical, perdí la vocación y como no me apetecía opositar tuve la oportunidad de alquilar la panadería de mi familia con mi pareja y ya llevamos 16 años, te tiene que gustar vivir en un pueblo, pero es que a mí me encanta, tienes naturaleza, todo tipo de servicios, la gente es muy maja… se vive bastante bien. Es una suerte y con la que está cayendo cada vez más”, indica Mari. Rafael Vigil, resinero, estaba a punto de matricularse en la Universidad hace ocho años: “No había trabajo y justo empezó toda la actividad relacionada con la resina, en Iniéstola, un pueblo de al lado. Llegó a nosotros la información y se nos ocurrió probar y no me arrepiento”.
Y es que este pueblo, situado en el margen izquierdo de la A-2 dirección Barcelona, cuenta con todos los servicios necesarios: Taller mecánico, cerrajerías, carpinterías, una ITV, estaciones de servicio, piscina, frontón, pistas deportivas, farmacia, Centro de Salud con atención las 24 horas del día durante todo el año, dos bares, dos restaurantes, tienda de alimentación y panadería. La médico del municipio, Dolores Jiménez, afirma que “el Centro de Salud engloba a 32 municipios a los que prestamos atención desde aquí”. El trato es muy cercano con pacientes, destaca el ATS Iván Aparicio, quien matiza que muchas veces “con una sola llamada hemos resuelto el problema”. No hay lista de espera: “El paciente que llama es atendido en el día”, añade la doctora, de forma presencial o telefónica, “dependiendo de la patología que presente”.
Otro de los factores que convierten a la localidad alcarreña en un “imán” es la libertad de movimiento que tienen los niños. Ioana Poli es trabajadora de hostelería: “Ya llevamos 13 años los niños están escolarizados en el pueblo, trabajamos aquí y se vive muy bien”. En la comarca hay vivienda disponible para trabajar y vivir allí. Anni Nechiti, empleada de la Vivienda Tutelada, tiene a sus niños en el colegio, “me cambié con el trabajo. Mi marido trabaja cerca, se desplaza todos los días y vivimos bien”, señala. Una vida fácil, cómoda y saludable, “con una calidad de vida tremenda, sobre todo para un niño, tienen más autonomía que en una ciudad”, asegura la propietaria de un negocio. Otro testimonio que pone de relieve el dicho popular de Alcolea, “el que viene se queda”.
Ana Belén Moral, trabajadora en Hostelería lo tiene muy claro: “Mi marido vivía en Madrid, yo en Barcelona, nos venimos al pueblo y no nos arrepentimos, tengo al niño en el colegio y estamos contentos”. El profesor Juan Carlos Albacete lleva casi un año en la localidad. Su empresa le ha consentido teletrabajar, lo que le posibilita dar clases, a lo que ayudará el hecho de que en breve el pueblo tendrá fibra óptica.
Para dar enseñanza a los más pequeños se encuentra el Colegio Rural Agrupado (CRA), en el que se imparte Educación Infantil y Primaria, respectivamente, en dos aulas. A él acuden alumnos de diferentes pueblos de la zona y tiene servicio de comedor escolar, lo que hace que la calidad de la enseñanza sea más individualizada, considera Cristina Soler, directora del CRA.