La cripta de los Mendoza en la iglesia de San Francisco, un monumento importante en Guadalajara


En la actualidad de los 24 nichos de la cripta 9 están vacíos, y los demás sin restos humanos, 5 sarcófagos están intactos y 10 han sufrido importantes destrozos.

En la zona norte de la ciudad hay una pequeña colina que se alza 53 ms sobre el punto más bajo de la ciudad. Hasta los años cincuenta marcaba uno de los límites de la zona urbana. Siendo Señora de Guadalajara doña Berenguela de Castilla (1180-1246),madre del rey Fernando III “el Santo” (1199-1252),se construyó en el año 1200 una casa para los Caballeros Templarios de San Juan, Orden del Temple que fue suspendida en 1314 por el Papa Clemente V (1264-1314),siendo años mas tarde en 1330 cuando la Infanta doña Isabel,hija del rey Sancho IV de Castilla (1258-1295) y Señora de Guadalajara, cedió la casa a los frailes franciscanos, que venciendo las vicisitudes vividas a lo largo de cerca de cinco siglos, permanecieron en ella hasta la invasión francesa de 1808, cuando tuvieron que marcharse ante el peligro que corrían sus vidas, convirtiéndose la iglesia, el claustro y el convento en cuartel general de los franceses.

 

En 1331 habían llegado a Guadalajara, desde tierras alavesas, los Mendoza, poderosa familia que durante siglos incidió en la vida política, social y económica de la ciudad y territorios anexos, que vivieron el gran incendio que se produjo en 1394 en el convento franciscano y que intervinieron en la reconstrucción, mantenimiento y  ampliación del  edificio religioso con la edificación de la iglesia comenzada por Diego Hurtado de Mendoza (1367-1404), una iglesia en la que se mezclan los estilos gótico y barroco, e interviniendo en su parte final el arquitecto Juan Guas (1430-1496), que también lo fue del Palacio del Infantado y terminada por el Cardenal Mendoza(1428-1495), aunque en 1455, cuando vivía el Marques de Santillana (1396-1458) sus obras se encontraban muy avanzadas.

Los Mendoza quisieron ser enterrados en la iglesia de San Francisco, (donde se dice estuvo sepultado el Arcipreste de Hita (1283-1350), que había estado recluido en el convento franciscano en 1339, escribiendo en él parte del Libro del Buen Amor), en la zona situada debajo del altar mayor, donde la sexta duquesa del Infantado doña Ana de Mendoza (1554-1633) construyó una primera cripta (1628-1633) excavando debajo del mencionado altar, para hacer una habitación con 22 nichos, cripta que posteriormente fue utilizada como “pudridero”, donde se dejaban los cuerpos de 25 a 40 años hasta su reducción natural.

Pero fue en 1696 cuando el décimo duque del Infantado, Juan de Dios de Silva y Mendoza (1672-1737), decidió construir una nueva cripta debajo de la anterior, algo desviada hacia la derecha de la cabecera del templo, obra que encargó dirigir a Felipe Sánchez (1650-1712), vecino de Guadalajara, que poco antes había acabado de dirigir la Basílica del Pilar en Zaragoza (comenzada en 1681). La obra fue interrumpida varias veces, sobre todo durante la guerra de la Sucesión (1701-1714), siendo el maestro de obras Felipe de la Peña, quien  la dirigió en su fase final.

 

El X duque del Infantado propuso como modelo de la cripta de los Mendoza la de los Reyes del Monasterio de El Escorial (1620), proyectada por Juan Bautista Crescenzi (1577-1635), con la diferencia de que esta es de planta circular y subterránea y la de los Mendoza elipsoidal  y luminosa a través de un gran ventanal.

Esa planta elipsoidad, con la adicción de los 24 nichos en  6 paramentos de 4 alturas cada uno, más la puerta de entrada y el habitáculo del altar que avanza hacia la fachada exterior con la gran ventana que lo ilumina sobre él, convierten la planta en un polígono de ocho caras.

A lo largo de los siglos la cripta fue afectada por las humedades que se producían por las aguas subterráneas al encontrarse dentro de la zona freática, que fue deteriorando los materiales con los que fue construida, mármoles negros y rosas, alabastro y sobre todo por la fragilidad de jaspes y yesos, pero cuando sufrió los mayores destrozos fue a partir de 1808 cuando los franceses que habían invadido Guadalajara, con el general Sebastiani (1771-1851) al frente. Lo convirtieron en cuartel general, donde también estuvo el general Hugo (1773-1828), padre del escritor Víctor Hugo (1802-1885), que parece ser pasó parte de su niñez en nuestra ciudad. Fue en 1813 cuando las tropas invasoras, pensando encontrar joyas y monedas en los sarcófagos, destruyeron gran parte de ellos. En la actualidad de los 24 nichos de la cripta 9  están vacíos, y los demás sin restos humanos, 5 sarcófagos están intactos y 10 han sufrido importantes destrozos. Los restos de los Mendoza después de la profanación llevada a cabo por las tropas francesas en 1813 , entre los que se encontraban los del Marqués de Santillana fueron llevados en 1859 a la Colegiata de la Asunción de Pastrana (s.XV y XVI)  y la cripta entre las humedades que la afectaban, los destrozos causados y el abandono fue deteriorándose.

 

En 1855 el ministro de Isabel II (1833-1904), Mendizábal (1790-1853), por la ley de Desamortización de 1836 al tener el convento menos de 12 frailes,( en 1751 había tenido 80) , lo clausuró y fue adquirido por el ministerio de la Guerra como Taller de Maestranzas del ejército en 1847, permaneciendo allí como instalación militar y desde 1940 como TYCE (Taller y Centro Electrónico ). A partir de ese año y hasta  1943, bajo el mando del coronel José López Tienda, se restauró parte de la iglesia, el convento y se hizo la actual fachada y el 1 de diciembre de 1999 con la presencia del ministro de Defensa Pedro Morenés (1948)  se arriaba  la bandera y el ejército abandonaba la instalación militar después de 152 años de permanencia en ella.

  A partir de esa fecha y después de arduas negociaciones, el 10 de diciembre de 1999 firmé con el general Lario la cesión de la Iglesia de San Francisco a Guadalajara  y el uno de enero del año 2000, al termino de la misa que se celebró en ella, oficiada por el obispo José Sánchez González (1934), la cedimos  al Obispado. El  22 de diciembre de 2002, en el Ayuntamiento de Guadalajara, con el secretario de Estado de Defensa Fernando Díaz Moreno, formalicé el convenio por el que los terrenos del Fuerte de San Francisco, incluida la iglesia, pasaban de manera definitiva a ser propiedad de Guadalajara. El 1 de junio de 2003, la Junta de Comunidades los declaraba Proyecto de Singular Interés, por lo que era ella quien se hacia cargo de los mismos. 

En el año 2007 siendo alcalde Jesús Alique López (2007-2011), el Ministerio de Cultura  y la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, con un proyecto de rehabilitación del arquitecto Juan de Dios de la Hoz (1963), dentro del 1% cultural, empezaron las obras de rehabilitación de la cripta que  se dieron por concluidas y abiertas al publico el 1 de abril de 2011.

Hoy es uno de los atractivos monumentales mas visitados de nuestra ciudad.