La etnografía en la obra de Herrera Casado
La producción del cronista provincial, desde hace cincuenta años, contiene también un buen número de títulos y referencias de carácter etnográfico.
Recién empezado el año, me encontré con el artículo de Jesús Orea, compañero de estas páginas y de otros muchos caminos y veredas compartidas. El artículo tenía un título definitorio y definitivo: “2023: el año de Antonio Herrera Casado”; luego ya, entre líneas, se iba explicando el porqué del título: 2023 es el año en que Antonio Herrera cumple 50 años como Cronista Provincial de la provincia de Guadalajara. Una página entera da para mucho y el artículo, escrito con la cabeza y con el corazón, refleja magistralmente, los méritos de la obra y la trayectoria profesional, cultural y humana de nuestro común amigo Antonio. Una página da para mucho, pero en el caso de nuestro Cronista el papel siempre se queda pequeño, porque los números de Herrera Casado son para echarse a temblar: sólo ya el dígito del aniversario -50- nos da idea de la magnitud de su tarea; más de 80 libros escritos, miles de artículos, amén de su labor como editor, conferenciante, etc.
Después de lo escrito por Jesús ¿Qué más se puede decir, sin caer en la repetición, acerca de su obra, de sus cualidades como historiador, como divulgador y como persona? Difícil papeleta. Pero siento la necesidad de poner mi granito de arena para colaborar, desde el principio, en este gran año que debe ser el del homenaje a Antonio y ahí me lanzo para decir lo que el corazón y el ánimo me demandan.
Antonio Herrera Casado.Foto: José Antonio Alonso.
La aportación de Herrera Casado al entramado cultural de nuestra tierra es enorme. Su labor constructiva, crítica cuando es necesario, es imprescindible. Antonio tiene una capacidad de trabajo impresionante. He conocido pocas personas con esa resistencia física y mental que le permite pasar, hora tras hora, al pie del cañón -del ordenador, se entiende-, indagando escribiendo y publicando. El resultado son páginas y páginas con una prosa fluida -escribe como habla-, rica de léxico y recursos, para conseguir un mensaje claro y directo que llega a los ámbitos científicos y técnicos más exigentes, pero también al gran público, cuyo patrimonio lleva estudiando, difundiendo y protegiendo, desde muy joven. No se puede concebir el panorama cultural de nuestra tierra sin su obra, sin su paciente y persistente labor cotidiana.
Otro de los valores, que ya se han comentado, es su ánimo contagioso a la hora de emprender caminos, involucrando a jóvenes y mayores en múltiples proyectos. De hecho él mismo se encarga de tejer una serie de redes de investigadores, cronistas locales, asociaciones, etc., con el fin de ampliar todo lo posible el número de personas y colectivos que nos dedicamos, en mayor o menor medida, al mundo de la cultura. Yo creo que, básicamente, el secreto de su energía y constancia es que ama nuestro patrimonio, lo conoce muy bien y disfruta con lo que hace; le encanta indagar en los archivos y bibliotecas, pero también pasear y pisar el terreno para descubrir ese nuevo elemento patrimonial del que le llegan noticias, para admirarlo, fotografiarlo y compartirlo con todo el mundo en sus libros, artículos, conferencias y redes sociales en las que mantiene una labor cotidiana continua.
Este año se va hablar, como es lógico, del Antonio Herrera historiador, pero yo también quiero tratar, aunque sea brevemente, acerca del Herrera etnógrafo, porque Antonio ha mostrado también una especial sensibilidad con el costumbrismo y, en general, con la cultura tradicional de Guadalajara. Aunque la frontera entre la Historia y la Etnografía es, a veces, difusa, me atreveré a citar algunos ejemplos de los estudios etnográficos de Herrera o relacionados con esta materia.
Apunte con tipos alcarreños (Sebastián de Soto). Tomada de la obra de Herrera supracitada. Foto José Antonio Alonso.
Si hacemos un poco de recuento, nos encontramos con algunos trabajos que iba publicando en la revista “Wad-Al-Hayara”, que, hasta la aparición de los “Cuadernos de Etnología”, en 1986, recogía también los estudios sobre folklore provincial. Es en el nº 1, de aquella revista -1974-, donde aparece su trabajo sobre “La hermandad de la Vera Cruz de Valdenuño Fernández...”, al que siguieron otros: “Nota de arquitectura popular: una taina de Alcorlo” (nº. 4, 1977) y “La cofradía de San Sebastián en Tartanedo” (nº. 5, 1978). En “Cuadernos de Etnología...”, aparecen un par de trabajos más, firmados por Herrera: “Las fiestas populares españolas (Una sistemática de análisis estructural)” (nº. 12, 1989) y “La Alcarria en el siglo XIX: unos dibujos inéditos de Sebastián de Soto” (nº. 50, 2018).
Pero es que su obra histórica está llena de referencias de carácter etnográfico. En su Crónica y Guía de la Provincia de Guadalajara, su publicación más emblemática, además de los datos históricos y artísticos de cada localidad, suelen aparecer datos sobre fiestas, arquitectura popular, artesanía y, en general, sobre los aspectos más relevantes del costumbrismo de nuestros pueblos. Otros de sus libros pueden clasificarse, sin duda, como etnográficos. Este sería el caso de La Romería del Alto Rey (1990), escrito en colaboración con Ángel Luis Toledano y Luis Antonio González y del más reciente “Botargas de Guadalajara y enmascarados de España” (2021), con ilustraciones de Isidre Monés. Muchos otros libros de carácter local o comarcal podrían formar parte de este listado, pero resultaría copioso. Cito, para terminar un par de ellos, como muestra, también escritos en colaboración: “Peñalver, memoria y saber” (2006), con García de Paz y López de los Mozos y “La Sierra Norte de Guadalajara, paso a paso (2012), con Luis Monje y el que suscribe.
Un par de libros de temática etnográfica. Foto: José Antonio Alonso.
Y me permito terminar con un apunte personal: yo creo que Antonio es de esas personas con las que da gusto estar porque transmiten conocimiento y serenidad. Muchas gentes sabias, seguramente por su experiencia y bagaje, tienen el don de la sencillez, de la ponderación. Antonio es uno de ellos. En fin: esta provincia tiene la gran suerte de tener a Antonio como longevo Cronista, como animador, como activista cultural y algunos, -muchos, me consta- tenemos la suerte de tenerlo como amigo. Como tal, le deseo mucha salud y serenidad para disfrutar este año de emociones y homenajes merecidos.