Las tropas de Semana Santa

13/04/2025 - 13:59 José Antonio Alonso/Etnólogo

En estos días que se avecinan, muchas procesiones y ritos de religiosidad popular van acompañados por tropas romanas y de épocas posteriores, que se han ido incorporando con el paso del tiempo.

Sigue el ciclo de la vida su curso. Con los años todo pasa más rápido, o al menos eso nos parece. Uno de los recuerdos que todavía conservo, de mi ya lejana infancia, es la sensación de la enorme duración de los días; parece como si las jornadas de entonces fueran más largas. Ahora, sin embargo, el tiempo pasa rápidamente, y los meses y los años se suceden de forma vertiginosa, al menos aparentemente, aunque ya sabemos que las horas de los niños tienen los mismos  60 minutos que las de los mayores. Pasan los días, los meses y los años, eso sí, dentro de los ciclos de la naturaleza, menos tangible, tal vez, desde las grandes urbes; y hay un tiempo para el trabajo y otro para la fiesta, con sus afanes y sus ritos.

El caso es que, como el que no quiere la cosa, nos hemos plantado de nuevo a las puertas de Semana Santa y a esta circunstancia le dedicaremos hoy este espacio de reflexión sobre nuestras tradiciones; porque, por estas latitudes, normalmente, el tiempo de trabajo y de ocio se sigue marcando por el poso ancestral de las creencias.

Un soldado romano en la Pasión Viviente de Hiendelaencina.

Cofradías y hermandades

También en estas tierras castellanas, hace tiempo que las cofradías y hermandades se pusieron manos a la obra con sus preparativos; en realidad hay muchos colectivos que no dejan de afanarse durante todo el año,  preparando indumentarias y utillajes, reparando imágenes y carrozas y reuniéndose para que todo salga, un  año más, según lo previsto; porque se acerca el momento central de su razón de ser: el recuerdo  de la pasión y muerte de Jesucristo y la manifestación pública de su fe por las calles y plazas de pueblos y ciudades.

  Como suele ocurrir casi siempre, la tradición de todo esto viene de muy atrás, y la historia de las religiones está llena de antecedentes donde los fieles de distintas creencias mostraban su fe y sus afiliaciones religiosas con variados desfiles y ritos. Además de las  procesiones, más o menos espectaculares, hay otros muchos aspectos con una larga historia: vía-crucis, disciplinantes, monumentos, escenificaciones…

Coraceros de Milmarcos acompañando al sepulcro.

La primavera y sus ritos de renacimiento y resurrección

Tampoco es casualidad que este tiempo de muerte y resurrección coincida, en nuestra tierra, con la llegada de la primavera que, a fin de cuentas, viene a suponer en la naturaleza el renacer de la nueva vida, que, por cierto, este año, empapado el paisaje como está, con las abundantes aguas caídas, se mostrará radiante y con un inusitado esplendor. 

Los ritos cristianos populares, están llenos, también en este caso, de influencias “paganas” y de ingredientes populares e históricos: la luz como símbolo de la nueva vida, o los ritos en torno a la confección, cuelga, apaleamiento, quemas y disparos sobre los “judas”, tan populares, por otra parte, en algunas comarcas de nuestra provincia.

Tropas para la vigilia y para la recreación histórica

Otra de las cuestiones que aparecen frecuentemente en muchos actos religiosos de estos días es la presencia de tropas armadas, tanto en el interior de los templos como fuera de ellos. En el interior suelen cumplir funciones de vigilia y guarda del sepulcro y de los monumentos donde se situará ahora el sagrario. En el exterior suelen acompañar a los sepulcros y a otras imágenes, dependiendo del lugar; también intervienen en las pasiones vivientes y todo tipo de escenificaciones religiosas que se multiplican en estas fechas; por eso, muchos de ellos van caracterizados como soldados romanos, en recuerdo de la época en que tuvo lugar la pasión y muerte de Jesús.

Dependiendo del lugar y de las características de cada sitio, así nos encontraremos tropas romanas de muy diverso aspecto. En términos generales, las grandes localidades con recursos suelen lucir costosas indumentarias con altos penachos sobre los cascos, sus túnicas y capas, sus protectores de cuero y sus sandalias de correas –por aquí he oído decir, alguna vez, eso de que estás más liao que la pata de un romano-. Pero, en los pueblos más pequeños, donde los recursos suelen estar limitados, los figurantes suelen confeccionarse su propia indumentaria o tirar de lo que ofrecen los mercados: un retalito por aquí para la capa, leotardos para las piernas y cartón pintado con purpurina, simulando las corazas de los soldados, siempre con esfuerzo creativo y con dignidad. Es habitual encontrarse a las tropas romanas en las escenificaciones de Hiendelaencina, Iriépal, Marchamalo, Albalate, Fuentelencina y otros lugares, que tienen lugar en distintos escenarios urbanos y en algunos parajes de las localidades.

Pero, como ocurre muchas veces, la indumentaria de los soldados se ha ido actualizando con el tiempo, de modo que también podemos encontrar tropas de aspecto más moderno, que recuerdan, en ocasiones, a las usadas por los tercios españoles. Ese podría ser, de alguna manera, el caso de los  “coraceros” de Milmarcos, con sus soldados flanqueando el sepulcro. Seguramente los ejemplos más conocidos de estas tropas históricas en nuestra provincia sean el de los “armaos” seguntinos, que lucen una curiosa mezcla de indumentaria castellana, reforzada con sus yelmos y corazas y su faja de color rojo; también los “soldados de Cristo” de Budia, visten indumentaria castellana, más actual en este caso, ya que lucen traje de chaqueta y pantalón largo de pana y sombrero castellano de paño, con una banda cruzada de color rojo, color relacionado con la sangre de Jesucristo. Unos y otros acompañan sus actos con lanzas o alabardas, relacionadas también con la época de los tercios.

Además de estas soldadescas de carácter histórico, otras fuerzas y cuerpos de seguridad acompañan también, en la actualidad, algunos pasos de la Semana Santa.