La evolución y el mestizaje que se escenifica en un neanderthal de Tamajón
El Centro de Interpretación Paleontológica y Arqueológica de Tamajón (CIPAT) continúa mejorando sus fondos museísticos.
Después de la reciente presentación de un libro que lo explica, y que ya está a disposición de los visitantes, da la bienvenida a una nueva figura realizada por la empresa especializada Tecnoseñal-Anancus, con la que se amplía, espectacularmente, la sala de la evolución humana del CIPAT. Para el alcalde de Tamajón, Eugenio Esteban, “el CIPAT ya es el más poderoso reclamo turístico con el que contamos en Tamajón, y también es la manera de acercar a los tamajoneros y visitantes los descubrimientos científicos, arqueológicos y paleontológicos, que se producen en nuestro municipio cada año, en excavaciones que promueven distintas instituciones y que, por supuesto, cuentan y contarán con el apoyo del Ayuntamiento de Tamajón”.
Partiendo de la idea de que hubo una hibridación o mestizaje de cromañones y neandertales, que bien pudiera haber ocurrido también en Tamajón, en torno a los 40.000 años atrás llega al CIPAT esta figura que reproduce a un hombre Neandertal (Homo neanderthalensis), en espera de que, próximamente, lo haga la figura de una mujer, pero en este caso de nuestra especie, cromañón (Homo sapiens).
Con ellos se hará real la escena -reproducción de un cuadro de los hermanos Kennis- que simboliza, precisamente, el primer encuentro prehistórico entre cromañones y neandertales. Y es que ahora, refutando anteriores teorías, se sabe que una humanidad no extinguió a la otra. El Homo sapiens actual tiene entre un 3 y 5 % de sangre neandertal.
La Sala de la Evolución Humana del CIPAT pone el acento en el mestizaje y la fraternidad, sobre el enfrentamiento, cuando se encontraron humanidades diferentes, un mensaje que ahora refrenda la llegada de esta nueva figura, y la futura del personaje femenino.
La figura tiene una estatura de 1.50 metros, la estatura real aproximada de los neandertales, y un colgante que reproduce las garras de un águila imperial, puesto que, hoy en día, se sabe que algunas poblaciones de esta especie mostraban evidencias de comportamiento simbólico.
Michel Caballero, responsable de Tecnoseñal-Anancus, explica que “lo primero es la información; además de lo que nos aporta el cliente, también nosotros nos documentamos sobre la época y sus condicionantes”, señala. En el interior de la figura hay un esqueleto de hierro, que sustentan grandes pletinas de este mismo metal para mantener la verticalidad en una posición de ataque compleja, como la que tiene la figura.
La forma básica está hecha con un poliuretano expandido, de alta densidad, muy macizo, pero que permite un manipulado sencillo. Los detalles se llevan a cabo con un último moldeado con arcilla sintética, en el caso de que sea una figura interior, como es ésta del CIPAT. Todo este proceso se hace de manera manual, así como también la superposición de la arcilla sintética, que antes lleva una capa de acetato de polivinilo para permitir la fusión de ambas capas. “Es un trabajo de modelado. La expresión de las manos y de los rasgos de la cara se consiguen de una forma artística”, señala Caballero. Los ojos son de vidrio, de una casa alemana. El pelo es una peluca sintética. Y los acabados finales se hacen en pintura, con la aplicación de barnices en determinadas zonas, para aumentar el realismo. Las pieles que recubren la figura también son sintéticas, manipuladas para dar el aspecto de uso.
La figura se halla lanzando un proyectil, puesto que también hay evidencias de que los neandertales usaban técnicas de caza a larga distancia, basadas en el descubrimiento de jabalinas y lanzas ligeras.
Y, como también está admitido por la comunidad científica que se servían de tecnología que les permitía hacerse ropa de abrigo para resistir las gélidas temperaturas de la época, la figura viste un chaleco y un faldón, y está calzado de pieles.
La Sala de la Evolución Humana
La Sala de la Evolución Humana del CIPAT presenta al público un periodo muy cinematográfico de la evolución humana: la segunda mitad del Pleistoceno superior. Datado entre hace 120.000 y 11.000 años, recrea el encuentro entre neandertales y cromañones, los primeros Homo sapiens que llegaron a Europa.
Desde el punto de vista local, “el entorno de Tamajón es una de las regiones más ricas en yacimientos del final del Paleolítico de todo el interior de la Península, quizá el más relevante después del de Atapuerca. Así, en el karst de Tamajón hay varios yacimientos arqueológicos importantes, algunos conocidos desde hace tiempo, como la Cueva de los Torrejones o el Abrigo de los Enebrales, y otros de más reciente descubrimiento, como el Abrigo de La Malia, a los que se unen varios más en los valles del Sorbe y del Jarama. Concretamente los de Peña Cabra y Peña Capón, en el Sorbe, son especialmente relevantes. Gracias a la investigación retomada en 2014 por el equipo de la UAH que encabezan Manuel Alcaraz y Javier Alcolea, se están aportando datos que ayudan a comprender mejor las formas de vida de estos grupos de cazadores-recolectores en el Paleolítico Medio y Superior.
En la época de mayor dureza climática del Paleolítico Superior con un clima 15 grados más bajo que el actual, los hallazgos en Muriel demuestran que había un asentamiento organizado en Peña Capón, algo que desmiente las teorías de que estos grupos de cazadores-recolectores no se asentaron en el interior de la península.
En lugar de ceñirse sólo a los yacimientos arqueológicos de Tamajón, la sala recrea el encuentro de neandertales y cromañones en un espacio en el que, por aproximación, también hay sitio para explicar al visitante la importancia de los yacimientos locales, e incluso de Guadalajara por extensión.