“La gente no lo toma muy en serio, les choca vernos con mascarillas”

30/04/2020 - 12:13 J.E.

Sergio Llorente Gutiérrez está en Tallín, capital de Estonia, estudiando música, concretamente violín.

Estonia es uno de esos países afortunados en los que la huella del Covid-19, al menos por ahora, no se ha notado demasiado. Con unos 1.600 casos confirmados y 50 fallecidos, los datos comparados con los de países como España o Italia parecen mentira. 

En la capital del país, en Tallín, vive actualmente Sergio Llorente Gutiérrez. Es un estudiante de música, concretamente violín, en la Facultad de Música y Teatro. Admite entre risas, que para un estudiante de un instrumento, casi lo mejor que te puede pasar es “que tengas que quedarte en casa porque tienes todo el tiempo y la tranquilidad del mundo para estudiar”, comenta que así ha afrontado la situación, y además es la mejor forma para ayudar.

Sin embargo, el confinamiento no ha llegado a Estonia. Sergio recuerda los primeros pasos del coronavirus en el país: “Todo empezó a principios de marzo con el segundo caso. Los tres primeros casos entraron prácticamente a la vez, y el gobierno empezó un seguimiento individualizado de las personas con las que habían tenido contacto. Esto se le notificó a estas personas y se las aisló. No hubo demasiado movimiento o jaleo. Recuerdo que todo el contacto que tenía con el coronavirus o todo lo que sabía sobre ello era por el contacto que tenía con mi casa, en Guadalajara, y sabía lo que estaba pasando en España por mi familia, así como por todos los estudiantes españoles, italianos y chinos que hay en el conservatorio, pero aquí no había mucho ruido del tema la verdad. Hasta el día 13 no se declaró el estado de emergencia, cuando ya había oficializados 40 casos. Entonces declararon el estado de emergencia, cerraron fronteras y nos mandaron un correo de la Universidad diciendo que se cerraba, que fuéramos a recoger nuestras cosas y que ya nos informarían más adelante de cómo íbamos a dar las clases. Finalmente, el 18 de mayo volveremos a las clases y me graduaré el 22 de julio, acabaremos las clases en junio y julio”.

Aunque las restricciones han sido pocas, la sociedad estonia lo ha notado entre poco y nada según cuenta Sergio: “Culturalmente es una sociedad acostumbrada a hacerlo todo digitalmente, entonces realmente no les ha afectado mucho en ese sentido, estaban ya preparados para no tener contacto humano, de hecho, tienen la broma de que ahora que hay que tener dos metros de distancia, los estonios lo están pasando mal porque es demasiado cerca, es la broma que tienen para reflejar que no es una cultura dada al roce o a la cercanía, y por eso el cambio quizás no ha sido demasiado“. Incluso “cuando he salido a hacer compras con guantes y mascarillas, me llaman paranóico, les choca, no saben lo que yo veo de España en redes sociales o lo que me cuenta mi familia”.

De hecho, afirma algo que aquí, en España, nos puede sonar incluso a broma: “Los sanitarios cuentan que tienen poca ocupación, casi toda la gente está en casa y el sistema sanitario no está colapsado, de hecho hay hospitales cerrados y están intentando agrupar todos los casos en los mismos hospitales”, además recalca que “no se ha llegado a penalizar el salir a la calle, a grupos grandes la policía si se puede acercar y pedir que mantengas distancia de dos metros, pero poco más”, y añade que “las playas y los parques están llenos de gente”.