La Iglesia inmatriculó 614 bienes en la provincia de Guadalajara desde 1998
Además de templos hay casas parroquiales, santuarios, huertos, cementerios, fincas y solares de donantes...
El documento enviado el martes por el Gobierno central al Congreso de los Diputados sobre los bienes inmatriculados por la Iglesia católica desde 1998, recoge un total de 614 propiedades en la provincia de Guadalajara. De ese total, en 447 casos se presentó un título de certificación eclesiástica, “uno de los modos vigentes de hacerlo que se remonta a los orígenes de la ley que crea los registros de la propiedad en 1863”, recuerda la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara. En otros 167 supuestos consta otro título distinto.
A lo largo de casi 40 páginas de ese listado de bienes inmatriculados por la Iglesia entre 1998 y 2015 –periodo en el que estuvo en vigor la reforma de la Ley Hipotecaria llevada a cabo por el Gobierno de José María Aznar– se detallan las 614 propiedades registradas en la provincia de Guadalajara. Esos inmuebles a favor de diversas parroquias son principalmente templos parroquiales o ermitas, pero también casas parroquiales, santuarios, huertos parroquiales, cementerios parroquiales, fincas rústicas y solares pertenecientes a capellanías y fundaciones no autónomas creadas por donantes y testadores, “desde tiempo inmemorial”, según la Diócesis, para ser administradas por el Obispado, e inmuebles de variada índole (torre, colegio, hospital, albergue, cochera o colmenar).
Agrupados por zonas, en primer lugar se enumeran los 121 bienes inmatriculados en la de Brihuega. Por ejemplo, la parroquia de Archilla aparece como la titular de cuatro propiedades: dos relacionadas con la ermita, la iglesia y el cementerio. En Brihuega y sus pedanías, diferentes parroquias han registrado como propias propiedades como ermitas, fincas rústicas, templo parroquial, iglesias o cementerio. Llama la atención la cantidad de bienes inmatriculados en Budia, 14 en total, y todos de carácter rústico. Esta situación se repite en Casas de San Galindo, con 12 bienes rústicos inmatriculados; o Castilmimbre, con nueve propiedades rústicas, así como la ermita y la iglesia. Éstos son los bienes que más se repiten en esta zona, aunque hay algunos menos habituales, como el huerto inmatriculado por la iglesia de Villaviciosa de Tajuña.
En la zona de Cifuentes, los bienes cuya titularidad ha reclamado la Iglesia se distribuyen a lo largo de 15 localidades, entre ellas Azañón, con la inmatriculación de un solar por parte de la parroquia de la Asunción; sendos huertos en Gárgoles de Abajo y Gárgoles de Arriba; templo y ermita inmatriculados por la parroquia de la Inmaculada Concepción de Las Inviernas; tres bienes rústicos en Renales; y templo o huerto en El Sotillo, entre otros.
Otra de las curiosidades del listado aparece en la zona de Cogolludo, con la inmatriculación de lo que aparece bajo la denominación de Parras, por parte de la iglesia de San Benito Abad de Arbancón. Olmeda, Pedazo, Tino, Fresnera, Val, Diseminados, Pililla, Cascajales o Haza Grande son otras de las denominaciones de los bienes –casi todos rústicos– inmatriculados en localidades como Muriel, Puebla de Valles, Membrillera, El Cardoso, Casa de Uceda o Colmenar de la Sierra.
La zona de Guadalajara, que aparece dividida en varios apartados, cuenta con inmatriculaciones de parroquias en Aldeanueva, Centenera, Ciruelas, Lupiana, Pozo de Guadalajara, Tórtola de Henares, Valdarachas, Villanueva de la Torre, Yebes o la propia capital, así como solares y ermitas. El listado incluye garajes, viviendas, trasteros, locales y la residencia de mayores de Alovera –esta última inmatriculada por la propia Diócesis de Sigüenza-Guadalajara–; una parcela en Cabanillas del Campo; o varias parcelas, locales, viviendas en la capital; así como el santuario de La Antigua o la casa rectoral. En Marchamalo destacan 18 parcelas en el sector Las Fuentes; y en Torrejón del Rey, la vivienda/consultorio médico, inmatriculada por la parroquia.
Molina de Aragón es la tercera zona, detrás de Sigüenza y Brihuega, en número de bienes en el listado, con un total de 83, entre ellos unos pastos en Adobes, un pinar en Anchuela del Pedregal, huerto en Chequilla, varios eriales y terreno industrial agrario en Hinojosa, solares en Prados Redondos, etc. También se inmatricularon templos en Aragoncillo, Castellar de la Muela, Anchuela del Pedregal, Ciruelos del Pinar, Corduente... Y en Molina de Aragón, aparecen en el listado las iglesias de San Martín, San Francisco, San Felipe y San Gil, así como las ermitas del Carmen y la Soledad.
La zona de Pastrana recoge las casas parroquiales de Albares y Almoguera; parajes rústicos en el polígono de Almoguera; templos en Escopete, Fuentelencina o Almonacid de Zorita; suelo rústico y terrenos sin edificar en Fuentenovilla; ermitas en Pastrana o la casa rectoral de Romanones, por citar algunos.
Sigüenza se coloca en primer lugar como la zona con mayor número de bienes inmatriculados por la Iglesia con un total de 266. En ellos hay propiedades de todo tipo, desde iglesias, solares, huertos, ermitas, casas parroquiales, cementerios, terrenos rústicos, cocheras del albergue de peregrinos de Barbatona, etc.
La Diócesis ve en este inventario el “fin de la polémica”
La Diócesis de Sigüenza-Guadalajara se suma a la afirmación de la Conferencia Episcopal Española sobre que se “han inmatriculado los bienes que durante siglos el pueblo católico ha construido y confiado a la Iglesia para que ésta pudiera realizar su labor: el anuncio del Evangelio (apostolado), la celebración de la fe (culto) y el ejercicio de la caridad (servicio)”. Asimismo, desde Guadalajara se subraya el que ese inventario recoge bienes inmatriculados “conforme a la legalidad y sin ánimo de atribuirnos bienes que no son nuestros”. No obstante, afirman que cualquiera que cuente con un título “mayor” de propiedad para garantizar que determinado bien es suyo, es libre de presentarlo. “Se han inmatriculado bienes propiedad del pueblo cristiano, que precisamente están ahí para el pueblo cristiano y también al servicio de los que no son cristianos. Porque las puertas de la iglesia están abiertas para todos”. De esta forma, confían en que con este documento se ponga “fin a esta polémica”, dado que consideran que en los fundamentos de derecho del informe presentado por el Gobierno queda demostrado que han actuado “según la legalidad”. A juicio de la Diócesis, se determina que la Iglesia ha inmatriculado bienes conforme a la Ley Hipotecaria vigente durante esos años.
En el argumentario de la Iglesia, la mayoría de los bienes que poseen tienen su origen en “las aportaciones del pueblo cristiano a través de donaciones, herencias y legados”. Esa reforma de la ley en 1998 les permitió “resolver una discriminación que se cometía con la Iglesia, puesto que se impedía a esta inmatricular los templos por no estar sujetos a comercio, pudiéndose, no obstante, inmatricular los templos de otras confesiones religiosas”. Desde ese momento, y hasta el año 2015, la Iglesia católica ha podido inmatricular sus bienes a través de certificación, uno de los modos vigentes de hacerlo que se remonta a los orígenes de la ley que crea los registros de la propiedad en 1863. “Todas las certificaciones de dominio presentadas en los registros de la propiedad (...) han ido acompañadas de la correspondiente Certificación Catastral Descriptiva y Gráfica, siendo el titular de las mismas la Iglesia Católica, como era preceptivo por ley”, apunta la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara. De cualquier forma, la Conferencia Episcopal asevera que son muy pocos los bienes que son “económicamente rentables” para la Iglesia.
¿Qué es la inmatriculación?
Es la primera inscripción de una finca en el Registro de la propiedad. “El registro de la propiedad no concede la propiedad, sólo reconoce una propiedad previa, que ya existía, y simplemente la registra. El registro de un bien da la seguridad jurídica en el caso de que alguien te la quiera quitar, vender o entregar a otros”, recoge en su web la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara.
Más de 34.000 bienes en todo el país
En todo el país se han contabilizado 34.961 inmatriculaciones, de las que 20.014 corresponden a templos de la Iglesia católica o dependencias complementarias que tienen que ver con el culto o la tarea educativa. Las 14.947 restantes se relacionan con otros usos: terrenos, solares, viviendas o locales. Asimismo, del total de bienes, 30.335 fueron inmatriculados en virtud de certificación eclesiástica y en el caso de otros 4.626 bienes, la inmatriculación consta a otro título distinto.
Legal, pero se puede reclamar
La Ley Hipotecaria aprobada por el Gobierno de José María Aznar permitía a la Iglesia registrar a su nombre inmuebles solo con una certificación eclesiástica. Eso, por tanto, hace que las inmatriculaciones se produjeran “al amparo de una situación legal”, según la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo. Eso no quita que cualquier persona física, jurídica o administración pública que discrepe, pueda reclamar alguno de estos bienes, ya sea por vía administrativa o por la vía de los tribunales.