La importancia de votar
Unas veces más, otra menos, y en este caso parece lo primero, cada voto puede ser determinante en el resultado final de las elecciones, por lo menos en determinadas plazas.
El domingo volvemos a estar llamados a las urnas para elegir quienes gobernarán nuestras administraciones más cercanas, renovar confianzas o iniciar nuevas etapas en función de lo que nos haya satisfecho lo realizado durante los últimos cuatro años. Aunque cada vez hay más mecanismos para participar del gobierno de los pueblos, como los presupuestos participativos o vías de comunicación directa con los responsables políticos, sigue siendo el voto nuestra mayor fuerza como ciudadanos. Y ante la importancia de que sean unos u otros los que nos dirijan, porque todos no son iguales, llama la atención el alto nivel de abstencionismo que suele darse en los procesos electorales, síntoma de un fracaso del sistema, pero también de la irresponsabilidad, por legítimo que sea ejercer o no un derecho, de los electores que siendo dueños de su destino prefieren dejar esta misión a otros y luego, posiblemente, protestar de lo que no les guste.
Por otra parte, unas veces más, otra menos, y en este caso parece lo primero, cada voto puede ser determinante en el resultado final de las elecciones, por lo menos en determinadas plazas. En los lugares pequeños porque el censo es reducido y la diferencia mínima, incluso se cuenta con los dedos de las manos. Pero es que en los más grandes como nuestra capital provincial, un solo concejal, unos mil votos, puede determinar la alcaldía por una posible mayoría absoluta o probable necesidad de pactos. Y en la región similar, por diez mil votos, puede seguir el actual presidente regional o que un pacto cambie las políticas a seguir. Los sondeos dibujan escenarios abiertos por lo estrecho de los márgenes y al ser tan pocos los votos que determinan un escaño arriba o abajo nadie sabe realmente que es lo que va a ocurrir. Por ello, cada elector, en función de sus ideas, debería ir a votar pues siendo un derecho también lo consideramos una obligación moral.