La llave de la igualdad
La desigualdad se corrige, por supuesto, con grandes decisiones políticas como en Castilla-La Mancha, región pionera en esta materia, pero no cabe excusarse en la responsabilidad de los demás sino asumir la propia.
Los pequeños gestos, actitudes, hábitos o rutinas del día a día permiten avanzar en ese largo camino que llevará a que en pocas generaciones se logre la plena igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres. Todos tenemos la llave, como se destacó en el acto institucional celebrado este martes, para que sea realidad. La apuesta de la sociedad y de los políticos que la representan en las últimas décadas ha logrado significativos avances, que lo impensable no hace mucho sea visto hoy con normalidad, pero son demasiados los datos plasmados en las estadísticas elaboradas por el Instituto de la Mujer y recogidos por el INE que constatan numerosas desigualdades. El presidente de la Diputación enumeró algunos de estos aspectos como las horas que el varón o la fémina dedican al día a tareas domésticas, por ejemplo. Como el mismo dijo no hace falta extenderse en citarlos pues cualquiera podemos acceder a esta página y conocer en que seguimos fallando para tomar conciencia de los errores y adoptar soluciones.
La desigualdad se corrige, por supuesto, con grandes decisiones políticas como en Castilla-La Mancha, región pionera en esta materia, fueron en su día las primeras ‘listas cremallera’ que obligaban a que hubiese el mismo número de hombres y mujeres en listas electorales o la primera ley contra la violencia de género, con el impulso de medidas de conciliación laboral y familiar- uno de los principales obstáculos que frenan el desarrollo profesional de las mujeres- con ayudas especiales al emprendimiento o contratación femeninas, educando desde la escuela y en casa, con la creación de cátedras, premios, espacios o becas para visibilizar a mujeres poco conocidas por la historia y por supuesto luchando con determinación contra la máxima expresión del desprecio o desdeño a una mujer como es la violencia contra ella, el acoso, la mutilación…
Pero no cabe excusarse en la responsabilidad de los demás sino asumir la propia en esas conductas del día a día que pueden parecer poco trascendentes pero que contribuyen a la causa de lograr una convivencia normal, justa, igualitaria que llevará a un mundo mejor.