La noche de ánimas
Con motivo de la festividad de Todos los Santos, el día 1 de de noviembre, podemos decir que se dan toda una serie de formas de celebrarse que merecen al menos conocerse aunque ahora parezcan anacrónicas.
La tradición supone una riqueza no sólo de la lengua sino también del pensamiento y del lenguaje que constituye una herencia cuantiosa del devenir histórico tanto en el pensamiento cuanto en las formas de vida de toda una comunidad. Se vive del pasado tanto o más que del porvenir. Por esto constituye la tradición tanto la oral como la escrita una fuente ingente de sabiduría popular.
Con motivo de la festividad de Todos los Santos, el día 1 de de noviembre, podemos decir que se dan toda una serie de formas de celebrarse que merecen al menos conocerse aunque ahora parezcan anacrónicas…En mi pueblecito existían tradiciones que cuando uno era pequeño veía celebrar a los mayores. Ya lo hemos escrito en otras ocasiones pero hoy no nos resistimos a repetirlo. Existía la leyenda de que en la noche de Difuntos o Ánimas, siguiente a la de Todos los Santos, éstas volvían a dormir a las casas que habían habitado cuando vivían. Recuerdo que en mi Huertapelayo de entonces sin luz y con gran oscuridad, los niños, en particular pasábamos mucho miedo si nos teníamos que mover por sus calles porque solían ponerse para mayor susto calabazas huecas con velas encendidas dentro que semejaban caras de persona. Los mayores sabían que eran calabazas pero los pequeños se llevaban o llevábamos un sorprendente susto si topábamos o divisábamos alguna de ellas. Y con las campanas tocando a muerto o clamores por los mozos del pueblo, mientras se calentaban en la hoguera encendida. Todo ello resultaba tan tétrico que en nada ayudaba a conciliar el sueño…
Hasta aquí algunos rasgos de la noche de ánimas de aquellos años. Hoy se celebra más otras fiestas importadas de culturas de otros países. En todo caso son días de visitar a los difuntos en los cementerios y rezar por ellos.