La provincia revive con pasión los últimos días de Jesús con sus tradicionales procesiones y representaciones vivientes

La Semana Santa de la provincia de Guadalajara es tan singular como lo son sus pueblos. Los vecinos son los encargados de mantener las tradiciones, en colaboración con las distintas parroquias para que el fervor y el recogimiento, propios de estos días de Pasión, salga a la calle, unas veces en forma de procesión, otras en forma de Pasión Viviente o incluso Vía Crucis Viviente, como es el caso de Trillo.(VER AGENDA AL FINAL)
    Reconocidas como Fiestas de Interés Turístico Regional están la Procesión del Silencio y Santo Entierro de Guadalajara y la decana de las pasiones vivientes, la de Hiendelaencina.
    En el caso de la capital de la provincia, ocho son las procesiones que recorren las calles de la capital alcarreña durante la Semana Santa, que cuenta con la declaración de Interés Regional desde el año 1999. La última se incorporó 2014, el Lunes Santo, que acompaña a la imagen de María Santísima de la Misericordia.
    La del Miércoles Santo es una de las más emocionantes, con la salida de la imagen de María Santísima de la Esperanza Macarena de la iglesia de Santiago Apóstol con unos cargadores que deben arrodillarse y maniobrar para que su Virgen salga radiante del templo. El silencio contenido se rompe en aplausos y ovaciones cuando la imagen se planta en la puerta e inicia la marcha.  
    El Jueves Santo salen dos procesiones. Poco antes de las ocho de la tarde lo hace la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con su imagen titular, con recorrido circular desde la parroquia de San Nicolás y haciendo estación de penitencia frente a la puerta principal del Asilo de Ancianos, como es tradicional. Tres horas después, desde la parroquia de Santiago Apóstol, la Cofradía de la Pasión del Señor saldrá con los pasos de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, Cristo de la Expiración y La Virgen de la Piedad.
    Mención especial merece la Procesión del Silencio y Santo Entierro del Viernes Santo por la tarde, en la que participan casi todas las hermandades y cofradías. Salen los pasos del Cristo de la Expiración, La Piedad y Ntro. Padre Jesús de la Pasión; el Calvario en la Quinta Palabra y la Virgen de los Dolores; el Cristo Yacente del Santo Sepulcro, y la Cruz Desnuda de Jerusalén.
    Por la mañana, la Hermandad del Santísimo Cristo del Amor y de la Paz  recorre el centro histórico con su imagen titular, que, en la plaza del Jardinillo, se encuentra con Nuestra Señora de la Soledad. El domingo se cierra la semana de pasión con la procesión de Resurrección.

La decana de las pasiones vivientes

La representación de los últimos días de la vida de Jesús es una cita obligada en muchos de los pueblos de Guadalajara. Desde el jueves y hasta el sábado, se suceden las pasiones vivientes, que tienen su máximo exponente cada Viernes Santo, al filo del mediodía en la Sierra Norte, concretamente en Hiendelaencina. La primera vez que se representó fue en el año 1972, y desde entonces se ha celebrado todos los años de una manera ininterrumpida, ya sea bajo un sol radiante, lluvia o incluso nieve. El primer año el escenario se reducía a la plaza Mayor. Ahora en el centro del pueblo se han creado diferentes ambientes para escenificar la Última Cena, el palacio de Caifás y el palacio de Pilatos. Allí también se representa la Oración en el Huerto, la Coronación de Espinas y los Azotes. La Crucifixión y Muerte se hace en las afueras del pueblo, en las eras, con la sierra como telón de fondo. Más de 4.000 personas visitan esta localidad cada año para admirar el trabajo de sus gentes recordando la Pasión
de Cristo.
En la Alcarria, Fuentelencina es otro pequeño pueblo que tiene en la representación de los últimos momentos de la vida de Jesús una de las citas turísticas más importantes de
su calendario, esta vez en Jueves Santo.
También en Albalate de Zorita se hace, pero en sábado, y a través de una singular puesta en escena, cuadros estáticos que protagonizan como verdaderos artistas esta cita.