La violencia de género

26/11/2022 - 13:05 Pedro Villaverde Embid

  La violencia de género no es solo el número de fallecidas a manos de parejas o exparejas, son otros muchos casos de menores consecuencias, muchas sin agresión física.

Enfrascados en la polémica por los efectos contrarios a los perseguidos de la conocida como Ley del solo si es si, en cuya elaboración no se hizo caso a los consejos de los expertos, llegamos a otro 25-N, día en el que se condena una vez más la conocida como violencia de género, aquella que va dirigida contra una mujer por el hecho de serlo, una lacra a erradicar de la sociedad. Alrededor de medio millar de mujeres, hoy, en nuestra provincia, tienen alguna medida de protección y son más en número las que sufren en silencio la violencia en su domicilio- que no hogar-.

  En una interesante charla del Siglo Futuro el pasado viernes que hablaba de pornografía y violencia sexual, Karina, trabajadora social, aportaba datos tristes, pero reales, de violaciones- seis al día en España-, llamadas al 016 y denuncias, haciendo la consideración de que estas cifras contabilizadas son solo la punta del iceberg de lo que realmente acontece. Y la peor de las sensaciones nos la dejaba nuestra amiga Marta Marco, profesora de Secundaria desde hace mucho, pese a su juventud, que nos contó cómo son muchas más de lo que pensamos las alumnas que sufren violaciones, abusos o agresiones en el ámbito intrafamiliar, es decir de un ‘amigo’ de sus padres, un tío… y ni siquiera lo llegan a contar, salvo a un profesor que les genera confianza. 

  La violencia de género no es solo el número de fallecidas a manos de parejas o exparejas, son otros muchos casos de menores consecuencias, incluso sin llegar a pegar. Son situaciones del día a día, extendidas, que requieren de mucha educación, concienciación, denuncia, complicidad de la ciudadanía con las víctimas. Se ha avanzado en visibilidad, formación de las fuerzas de seguridad y personal implicado en los protocolos de actuación, pero no olvidemos que todos somos cómplices de la violencia que se produce al otro lado de la pared si callamos.