Lamb: Tedio alegórico
Tengo una norma: nada de leer críticas de una película sobre la que voy a escribir. Tan inseguro soy que temo ser convencido por otros o desconvencido de lo que yo pensaba. Y pocas veces me he sentido tan tentado de romper la regla como con Lamb. Premiada en Sitges, mi amado Sitges, no he sido capaz de encontrarle... el interés necesario para justificar su visionado y mucho menos aún para recomendarla a otros sino es con intención maliciosa.
Lamb propone un punto de partida atractivo. Una oveja da a luz un ser medio humano y medio... oveja, claro, tras recibir la visita de algo que no terminamos de ver. No sé si esto es ya de por sí un spoiler para quien vea la película medio dormido, pero ahí lo dejo.
Los granjeros deciden quedarse con la recién nacida. Son dos buenas personas a las que se les nota algún trauma y su decisión acarreará consecuencias tanto en su vida como en sus relaciones con un cuarto personaje, el hermano del marido, un viva la virgen que regresa a la granja tras sufrir una mala experiencia, esto también se intuye, en el mundo ‘real’.
A partir de ahí, la película propone una serie de situaciones emocionales en las que conductas que podrían resultar chocantes de entrada van encontrando explicación con el paso de los minutos. Sin embargo, no hay nada lo suficientemente sorprendente como para justificar los 106 minutazos de metraje, que por momentos parecen 200.
No todo es malo en la película de Jóhannsson, que conste. Tiene indudables valores que habría hecho de esta historia algo mucho más interesante de haber sido un cortometraje.
Los parajes de Islandia están retratados con una atmósfera bucólica e incluso fantástica que acentúan la sensación de soledad y aislamiento de los protagonistas. La decisión de dejar que la imaginación del espectador vaya por delante de la representacion visual, también resulta acertada, y la plasmación de los silencios sabe captar desde la contención la turbulencia emocional de sus protagonistas... Lo que no deja de ser perfectamente compatible con que la obra en su conjunto resulte un pestiño.
Habrá sin duda a quien le guste. Está hecha con buen gusto y es probablemente lo que su director imaginó que debía ser. No falla a la hora de convertir el guión en imágenes, pero sí resulta una propuesta excesivamente minoritaria. En casos cómo estos, uno se pregunta qué está pensando el jurado de los festivales cinematográficos cuando premia obras que se van a dar de bruces con el público. No se trata de premiar solo lo que funciona en taquilla, pero en el caso de Sitges sí se debería perseguir un equilibrio entre calidad artística e interés comercial que ayude a descubrir pequeñas obras maestras, como ocurrió con Cube o Hard Candy, por poner dos ejemplos.
Lamb es tedio alegórico bien hecho. Elevada poesía para echarse la siesta. Y además, para quien esto escribe, bien podría presentar una lectura cercana a la xenofobia, probablemente involuntaria, pero que está ahí y que no explicaré porque eso sí que sería entrar de lleno en terreno spoiler.
Y ahora que escribo la última frase, voy a leer sobre ella, que uno siempre puede equivocarse.
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FICHA TÉCNICA
Director: Valdimar Jóhannsson
País: Islandia (2021)
Guión: Sjón Sigurdsson, Valdimar Jóhannsson.
Actores: Noomi Rapace, Hilmir Snær Guðnason, Björn Hlynur Haraldsson.