Las huellas de la Guerra Civil en Cogolludo
Cogolludo, sus pedanías y los pueblos del entorno abren las puertas a una zona en la que la actividad bélica fue muy intensa. No es raro encontrarse entre sus colinas nidos de ametralladora, búnkeres, zanjas de trincheras y barracones semidestruidos. Sin embargo, el testimonio más cruel lo encontramos en los explosivos que se han hallado en los últimos 20 años, que rondan la veintena.
Marzo de 1937 revista de tropas. Coronel Marzo y General Moscardo en la plaza de Cogolludo.
Los miembros del Equipo de Búsqueda y Localización de Artefactos Explosivos (EBYL), perteneciente a la Guardia Civil, desde que se creó a mediados de 2007, han hallado hasta el año pasado 326 dispositivos en 82 términos municipales de la provincia de Guadalajara. La gran mayoría, al estar activos, se han tenido que desactivar. Estos datos arrojan una media de una veintena al año, la amplia mayoría relacionados con avisos desde el Servicio de Emergencias de Castilla-La Mancha 112 o 062 de la Guardia Civil ante hallazgos de dispositivos de la Guerra Civil. Cogolludo, Jadraque, Copernal, Bujalaro, Matillas, Ledanca, Miralrío, Muduex, Hita o Castejón de Henares son solo algunas de las localidades de la Sierra Norte y Valle del Henares donde se han hallado numerosos artefactos.
Abril de 1937. Reunión de mandos en Cogolludo. En la foto Coronel Sotelo, general Moscardó y coronel Ignacio de Aldecoa.
César Pérez Fernández, alma mater de la Sociedad de Amigos de Cogolludo (SADECO), hijo de Juan Luis Pérez Arribas, cronista oficial de Cogolludo, heredero de sus artículos y ensayos sobre el pueblo, tiene un interés inagotable por la historia local. Asegura que “la respuesta es muy clara”. El 11 de marzo de 1937 los nacionales, de la mano del coronel Marzo, entraron en Cogolludo, después de haber pasado la primera parte de aquel invierno combatiendo en Utande y Valfermoso de las Monjas, “y ahí se quedan porque no pueden seguir avanzando ya que, lógicamente, se quedaban desprotegidos ante la actividad del frente de Brihuega”, ilustra.
Requetés posando frente a la Iglesia de Santa María de Cogolludo.
El campo de batalla se quedó estabilizado allí durante dos años en los que las tropas republicanas, que se hicieron fuertes en Montarrón, Romerosa y Aleas, estuvieron bombardeando posiciones nacionales en toda la zona, en una comarca en la que hubo escaramuzas para conquistar pequeños pueblos, que eran, en muchas ocasiones, abandonados por un ejército antes de que llegase el otro. En esta última pedanía, por ejemplo, en septiembre de 2022, el Servicio de Desactivación de Explosivos de la Guardia Civil (SEDEX) se desplazaba para desactivar una granada de mortero. Un agente forestal fue quien encontró el artefacto, que posteriormente fue trasladado hasta la cantera de la localidad, donde se explosionó.
Requetés posando en las antiguas escuelas de Cogolludo.
“El número de bombas que cayeron en Cogolludo fue muy grande. Hay huellas de impactos hasta en la fachada del palacio, que tiene todavía dos”, afirma César Pérez. En la iglesia de San Pedro hay una bóveda agujerada… Y en las casas casi todo el mundo tenía, porque muchas realmente no explotaban”, continúa. “Hay gente que, vacías, las usaba como florero, pero se ha ido concienciando sobre el peligro que podía suponer su manipulación”, indica. Eran en su mayoría de artillería, porque, aunque también hubo bombardeos de aviación, estos se produjeron en escasas ocasiones. “Pero los aviones tenían muy poca precisión y no solían acertar en el pueblo”, aporta. “De hecho, hay una fotografía de la aviación alemana de 1937 que tiene tal definición que se ve donde caían las bombas en el campo. Se ven los boquetes que hacían”, ilustra.
Misa celebrada durante la guerra en la Plaza Mayor de Cogolludo.
Relata que aquel que se encontraba con un explosivo lo que hacía era un agujero en la casa y ahí se quedaban. Desde el final de la contienda, aunque quedó un elevado número de proyectiles, no hubo que lamentar apenas sucesos dramáticos, aunque el riesgo está latente. Sin embargo, “nada más terminar le estalló a un niño un explosivo que estaba manipulando en el inmueble que ocupa hoy el bar Las Chicas, causándole la muerte”, añade.
En 2022 hallaron siete proyectiles y cuatro granadas de la Guerra Civil.
“Aparecían muchos. Hay un pozo de nieve -emplazado en el flanco norte del castillo- que se ha restaurado hace poco y se ha podido confirmar que los vecinos tenían la costumbre de que, cuando alguien encontraba una bomba, arrojarla al mismo, con el peligro que tenía, porque caía a una altura de seis o siete metros”, indica. En febrero de 2019 agentes del SEDEX desactivaban en las inmediaciones de la fortaleza dos artefactos localizados por unos empleados municipales. Dos meses más tarde, localizaban el arsenal de armamento en ese pozo de nieve de la fortaleza donde se emplazaban 4 obuses y 3 granadas de mano originarias de la guerra civil.
Proyectil desactivado en Veguillas, a nueve kilómetros de Cogolludo.
Entre 2007 y la actualidad, la gente de este entorno se ha topado con, al menos, una veintena de artefactos, entre granadas y proyectiles, todas ellas fechadas en la Guerra Civil. Solo en Cogolludo. Cazadores, senderistas, agricultores o moradores de inmuebles han encontrado explosivos en el campo, en obras de casas, altillos, sótanos, graneros, restauraciones de bodegas o carreteras. “La gran mayoría de ellos en explotaciones agrarias donde antaño, en la Guerra Civil, se estableció el frente, sobre todo en épocas de labor, cuando se procede a arar y levantar los barbechos”, ilustra Juan Carlos Pérez García, miembro del Equipo de Búsqueda y Localización de Artefactos Explosivos (EBYL).
Proyectil hallado en Aleas.
Y la lista sigue y sigue. Septiembre de 2010. Camino de Membrillera, término municipal de Cogolludo, a unos dos kilómetros de esta localidad. Se halla un proyectil de artillería completo de 30 centímetros de longitud de cuya desactivación también se hizo cargo el Servicio de Desactivación de Explosivos de la Guardia Civil (SEDEX).
Octubre de 2023: La Guardia Civil de Guadalajara desactivaba un proyectil localizado por unos operarios del ayuntamiento en una parcela a las afueras de la localidad. El artefacto era retirado y detonado por el Sedex en una cantera de Veguillas.
El último, el sábado, 7 de diciembre la Guardia Civil desmantelaba un proyectil localizado por un agricultor cuando realizaba labores agrícolas en una parcela sita en el término municipal de Copernal, lindando con Cogolludo. Una dotación del SEDEX se trasladó al lugar de los hechos, se hizo cargo del explosivo, un proyectil de artillería de 105mm, y procedió a su neutralización.