Los Josefinos en Sigüenza
Felicitamos a todo el profesorado, alumnado y personal que durante todo este tiempo han formado parte de la familia josefina, de manera especial a nuestro buen amigo Jaime, poner en valor la importancia de este centro educativo para la ciudad mitrada
El sábado se conmemoraron los sesenta años de la llegada de la Congregación de San José a la ‘Ciudad del Doncel’, efeméride que coincide con el 150 aniversario de su fundación por Leonardo de Murialdo y con las bodas de plata de su presencia en Azuqueca de Henares. Su historia, su función- educativa y formativa- y la celebración de estas festividades han sido contadas de manera detallada en nuestro periódico tanto por Sara Vera como por el sacerdote y periodista, Julián del Olmo, que sabe mucho de ello. Su hermano, Jaime, fue superior en el colegio de Sigüenza bastantes años y desde allí se trasladó a dirigir el colegio de Orduña.
Este viernes queremos felicitar a todo el profesorado, alumnado y personal que durante todo este tiempo han formado parte de la familia josefina, de manera especial a nuestro buen amigo Jaime, poner en valor la importancia de este centro educativo para la ciudad mitrada y destacar nuestra vinculación al lugar, puramente emocional, desde la infancia, de la mano del citado Jaime, profesional vocacional y hombre al que desde siempre recordamos sonriente, bromista, cariñoso y familiar, gente de esa que alegra con su presencia. Éramos niños y nos gustaba ir al patio del colegio, a jugar a la canasta o al fútbol, merendar alguna exquisitez preparada por las estupendas cocineras que servían en unos amplios comedores. Un poco más adelante en el tiempo, ya con José Ramón al frente del colegio- y prácticamente hasta la actualidad-, también director sonriente y hablador- se ve que en esta congregación son felices- acompañábamos a nuestro sobrino a ensayar con el piano que tenían en un aula. Siempre hemos ido allí como si fuese nuestra casa y disfrutado, pues en Sigüenza todo es arte, de la belleza del inmueble y la amabilidad de sus moradores. Encanto de un edificio señorial lleno de historia, en tiempos con muchos alumnos, hoy menos, pero todavía albergando cursos y con padres al cuidado de la comunidad.
Cuando escuchamos la palabra Josefinos se nos vienen a la memoria momentos de felicidad porque los sentimos parte de nuestra vida. Enhorabuena y gracias.