Los pueblos, ¿son para el verano?
Las localidades multiplican su población por las fiestas, siendo demasiadas las casas que volverán a echar el cierre para una larga temporada este próximo fin de semana. Esto nos lleva a reflexionar sobre si es posible revertir la situación o cabe afirmar que los pueblos se han quedado para el verano
En pocos días finaliza agosto y comienza el éxodo de los pueblos a la ciudad. Nuestra gente emigró allá por los años 60 atraída por las grandes empresas que ofrecían empleo en el naciente Corredor del Henares- en particular Azuqueca- o a otros variados destinos de España, Europa o las Américas, a donde fueron, por ejemplo, un gran contingente de hijos de Huertapelayo dejando totalmente vacío este pueblo, que como tantos de la provincia unos años antes tenía escuela, médico, comercios y una nutrida población que vivía del campo, el ganado y la arriería. La década de los sesenta fue el fin de los pueblos en su verdadero apogeo. Años después una cierta prosperidad económica supuso el regreso de muchos, pero ya para pasar periodos vacacionales en casas con toda clase de comodidades.
Posiblemente por descubrirse un mundo con más servicios, oportunidades y atractivos en las localidades grandes, el fenómeno de la despoblación se ha ido acrecentando hasta llegarse a lo que se conoce como la España vaciada que afecta a gran parte de nuestra superficie provincial. La sangría ha llevado a la preocupación y a la reacción por parte de las administraciones que han establecido numerosas líneas de ayuda para quienes emprendan o residan en el medio rural, llevándose a cabo un gran trabajo por parte de los Grupos de Desarrollo Rural y logrando ciertos resultados, pero el verano nos da un baño de realidad. Las localidades multiplican su población por las fiestas, el buen tiempo, la naturaleza, los reencuentros…, siendo demasiadas las casas que volverán a echar el cierre para una larga temporada este próximo fin de semana o como tarde el puente de los Santos por los jubilados. Esto nos lleva a reflexionar sobre si es posible revertir la situación o cabe afirmar que los pueblos se han quedado definitivamente para el verano como lugares de segunda residencia.