Los quejigares de Barriopedro, un oasis natural único en el sur de Europa

12/03/2021 - 07:59 D.Pizarro

El grupo Aegithalos trabaja con el Ayuntamiento de Brihuega en la promoción de un entorno natural que es una rareza en estas latitudes.

Los Quejigares de Barriopedro y Brihuega son un paraíso desconocido. Por ello, desde el grupo Aegithalos trabajan para dar a conocer las bellezas naturales de esta Zona de Especial Conservación (ZEC) que tiene mucho de particular en las latitudes en las que nos encontramos. “Es uno de los quejigares más meridionales de Europa con unas características únicas que hicieron que fuera declarado primero LIC (Lugar de Importancia Comunitaria), para, al cabo de unos años, ascender a ZEC dentro de la Red Natura 2000”. El que defiende las bondades de estos quejigares es Miguel Ángel Letón, uno de los responsables del grupo Aegithalos, que apadrina esta zona desde hace cuatro años. Eso se traduce en la realización de diferentes actividades de sensibilización y concienciación de la población para que sean conscientes de la joya que tienen entre manos. “Cada año presentamos un proyecto diferente con actuaciones que contemplan tanto la investigación, como la educación ambiental o la divulgación”. Son una docena de actividades diferentes que suelen tener lugar de noviembre a mayo, para finalizar con la presentación de una memoria anual que recoge los resultados obtenidos. El pasado año, evidentemente, muchas de esas actividades pasaron a ser virtuales, lo que no impidió que este proyecto de apadrinamiento fuera uno de los  más respaldados dentro de la iniciativa Libera, que es una iniciativa de Ecoembes y SEO/BirdLife a nivel nacional. 

Quejigo centenario. Fuente: Aegithalos

En Aegithalos se dedican principalmente al anillamiento de aves, por lo que la rama de la ornitología tiene mucho peso en todas sus actividades. “Somos unos 40 miembros, la mayoría ornitólogos, pero también botánicos, ambientólogos, educadores ambientales…, y aunque estamos registrados como asociación de Guadalajara, aceptamos miembros de cualquier parte del territorio nacional e incluso del extranjero”. Y es que, pese a que su ámbito de actuación se centra principalmente en la provincia, “tocamos valores a nivel nacional en cuanto a conservación de especies o de espacios, algo que no tiene fronteras”. En esta tarea, la del estudio y seguimiento de las aves, llevan la friolera de 30 años, aunque la asociación, como tal, se constituyó hace 21. Recogen información para distintos proyectos de avifauna, aunque poco a poco han ido “abriendo el abanico” para la realización de actividades cuyos beneficios puedan “revertir” en la sociedad. Ello motivó un cambio de estatutos hace 10 años, con lo que se permitían otro tipo de actuaciones de custodia del territorio –“en lo que somos pioneros en la provincia”, añade Letón–; educación ambiental en colegios, institutos, asociaciones sociales que nos lo piden; y otras materias con un “tinte” de concienciación, entre las que se incluyen las famosas campañas de basuraleza.

Así, con esos tres pilares de conservación, investigación y educación-divulgación, en los últimos tres años han alcanzado unas 30 actuaciones, entre las que destacan los apadrinamientos. “Somos los abanderados, en este caso, de los Quejigares de Barriopedro, y siempre con la colaboración del Ayuntamiento de Brihuega, que es el titular, intentamos dar a conocer por qué es importante esta figura de conservación”, explica Letón. 

Actividades de Aegithalos en una ruta interpretada en los Quejigares. Fuente: Aegithalos

La particularidad del bosque de quejigos de Brihuega es “evidente”. Se trata de una masa forestal homogénea y “muy bien conservada” al sur de Europa y con cerca de 4.400 hectáreas de superficie. “El quejigo es una especie que necesita una condiciones climatológicas más frescas, de mayor humedad, por lo que los quejigares más sureños suelen estar peor o son más pequeños y se limitan a reductos en alguna cara norte de algunas montañas”. De ahí el valor del quejigar de Brihuega, ubicado en una formación geológica de grandes moles calizas “que constantemente chorrean agua, lo que lleva al crecimiento de esa toba; y la cal que lleva suspendida el agua, junto con los restos vegetales, forma una piedra”. Ello ha formado un hábitat de conservación prioritario en unas paredes que pueden llegar a tener 12 metros de altura “y sólo allí nacen unos determinados musgos y algunos helechos que están en peligro de extinción”. 

Plantas como la Molinia caerulea, una hierba de la familia de las gramíneas, nace por estos lares y forman unas praderas que necesitan unas condiciones “de agua de muy buena calidad”. Aquí hay una pradera muy importante concretamente en una zona llamada El Borbotón, “porque nace a borbotones”, con 1.000 metros cuadrados de superficie. Es, según Letón, “una representación de las mejores que puede haber en el centro peninsular”. Desde Aegithalos trabajan para conservar y aumentar las especies representativas de esa ZEC, ya sean anfibios, aves o especies botánicas en esta zona de alto valor ecológico. Para ello diseñan cajas nido y refugios para murciélagos o acondicionan charcas para anfibios o reforestan con especies autóctonas las zonas más degradadas. 

La promoción de esta zona natural seguirá en el programa de actividades de Aegithalos durante este año, lo que significa la continuación con los proyectos de promoción, conservación e investigación.