Más de cien pozos de minas

27/01/2019 - 11:57 Luis Monje Ciruelo

El drama del niño de dos años (DEP) caído en un pozo sin protección me ha hecho recordar que a principios de este siglo había unos 200 pozos y bocas de minas en Hiendelaencina, sin más protección que las zarzas y la maleza.

El drama del niño de dos años (DEP) caído en un pozo sin protección de más de cien metros de profundidad en Málaga me ha hecho recordar que a principios de este siglo había unos 200 pozos y bocas de minas en Hiendelaencina, algunos de casi 800 metros de profundidad, sin más protección que las zarzas y maleza crecidas en sus bocas. No sé si desde entonces se ha hecho algo para prevenir casos como el del niño de Málaga. Sospecho que no, y es de esperar que ningún cazador o senderista haya sido víctima de una imprevisión como la este niño. La curiosidad me llevó entonces a tratar de asomarme a la sima de uno de esos pozos, en las afueras de Hiendelaencina, a unos 200 metros de las escuelas, pero las zarzas me lo impidieron. Un año antes un vecino del pueblo se arrojó a un pozo de unos 300 metros de profundidad, dejando en el borde dejó la boina y la chaqueta bien doblada. Ni se intentó recuperar el cadáver.

La explotación de la fabulosa riqueza argentífera de Hiendelaencina, mejor dicho, del llamado Filón rico, se hizo en tres épocas: entre su descubrimiento en 1844 hasta su abandono el año 1.908, se extrajeron nada menos que 1.200 toneladas de plata, que beneficiaron, sobre todo, a la sociedad inglesa “La Bella Raquel” adjudicataria de la explotación del “Filón Rico”, cuya ley de plata era muy superior a la de las minas más famosas del mundo, como las de Méjico, que arrojaban una ley de 2’71 kg, por tonelada, mientras que el “filón Rico” daba más de 12 kilos, y llegó hasta 24 en su mejor época. Sus acciones subieron en poco tiempo de 500 pesetas a 70.000. De los primeros pedruscos extraídos, que estuvieron almacenados en un corral, ignorando su valor, alguien dijo: “Estos pedruscos no sirven más que para hacer cerradas”. La Dirección General de Minas publicó en 1959 un folleto recordando que el “Filón Rico” sólo se había explotado hasta los 500 metros de profundidad, por lo que podrían quedar otras mil toneladas de plata metálica perfectamente explotables con los medios modernos. Sólo el precio de la plata, que había descendido en cuarenta años desde 100.00 pesetas el kilo a 15.000 impedía que su explotación fuera viable. La explotación de las minas y la creación de una fábrica en La “Constante” para el beneficio del mineral dieron un extraordinario impulso a la prosperidad de Hiendelaencina y su comarca, creciendo el pueblo desde 200 habitantes a casi 10.000; las chozas que eran viviendas se transformaron en casas de piedra de dos y tres pisos, y surgió un nuevo urbanismo con calles más anchas y aceras empedradas con canalillo para que corriera el agua.