Melchor, Gaspar y Baltasar recorren las calles de Guadalajara... Entre gota y gota

05/01/2025 - 19:28 Marta Martínez / Paco Campos

La Cabalgata de Reyes Magos en Guadalajara  ha  representado la magia y la ilusión que cada año envuelve a niños y mayores en esta noche tan especial. El frío de enero se sentía en el ambiente, proseguía el riesgo de lluvia, pero, a las 18.30 horas, cuando comenzó el evento, con puntualidad británica, no llovía, pero de forma intermitente sí lo hizo posteriormente. En cualquier caso este factor no supuso un obstáculo para que cientos de familias se agolpatan a lo largo del recorrido, abrigados y emocionados, para ver a Sus Majestades. 

El desfile, con más de 300 figurantes, 16 comparsas musicales, cinco carrozas y la colaboración de Cruz Roja, Bomberos, Policía Local y Protección Civil, mantuvo viva una tradición que nunca ha sido suspendida, ni siquiera en años de nieve o lluvia intensa. Este espíritu inquebrantable se mantuvo gracias al compromiso de Sus Majestades, quienes sabían que la ilusión de los niños no entiende de clima.

La Cabalgata salió de la Calle Madrid y recorrió la Plaza de España, Calle Miguel Fluiters, Calle Mayor, Paseo Fernández Iparraguirre hasta su cruce con la Calle Sigüenza volviendo el Paseo Fernández Iparraguirre hasta la explanada de la Iglesia de San Ginés, donde se realizó la adoración al Niño, con oro, incienso y mirra.

La Estrella de Belén, un gran hinchable blanco, encabezaba el recorrido, marcando el camino con su brillo, mientras los vibrantes ritmos de Batukada Axara contagiaban su energía a los asistentes. Ocho elegantes caballos blancos hinchables abrían paso al desfile, seguido de la emblemática Carroza del Belén, donde la Virgen María, San José, el Niño Jesús y los pastores recreaban el momento más significativo de esta festividad.

El Ballet de Cartas añadía un toque de fantasía con sus movimientos llenos de color, mientras los gigantescos Reyes Magos Playmobil sorprendían a pequeños y mayores con su impresionante tamaño y detalle. Una Corona gigante, de 4 por 4 metros, acompañada de la Comparsa de Coronas de Reyes Magos, deslumbraba en el recorrido, mientras que en la Carroza de Regalos, el paje apuntador preguntaba a los niños qué han pedido; provoca sonrisas y miradas llenas de ilusión entre ellos.

La Comparsa de Bolas de Navidad aportaba un toque creativo y divertido al desfile, complementada por los carboneros, quienes, con su vagón de la mina, no podían faltar en la  noche mágica. Repartieron 100 kilos de carbón dulce. Le seguía la Agrupación del Santísimo Cristo de la Paz, que interpretó Jingle bells. Finalmente, seis magníficos caballos blancos, esta vez reales, en el doble sentido de la palabra, con la insignia de los Reyes Magos, anunciaban  su llegada. El espectáculo fue muy elegante. Los jinetes marcaron el paso de Sus Majestades por las calles de Guadalajara.

Llegaba la comparsa del Rey Melchor con sus pajes con el cofre de oro, lanzas y banderas. Los que iban a  bordo lanzaban caramelos a los presentes. Gaspar llevaba su incienso. Pasaba  el Ballet de fuego, 12 bailarines que simbolizaban la llegada de Baltasar, con sus pajes que llevban la mirra.

Entre tanto, los componentes de la comitiva repartían a lo largo del recorrido unos 2.000 kilos de caramelos sin gluten y 100 kilos de carbón dulce, endulzando aún más la noche para todos los asistentes. Con cada paso de las carrozas, Guadalajara se llenaba de emoción y alegría, recordando que, pase lo que pase, esta noche siempre será de los niños y de la esperanza.

Los peques, con las mejillas rojizas por el frío y los ojos brillantes de expectación, recibían caramelos al paso de las carrozas, mientras las comparsas llenaban de música y color las calles. Desde la salida en la calle Madrid hasta la explanada de San Ginés, el recorrido se llenó  de magia gracias a los jinetes, figurantes y espectaculares carrozas que integraban la comitiva. Especialmente emotivo fue, como siempre, el momento en que Melchor, Gaspar y Baltasar adoraron al Niño Jesús antes de recibir las llaves de la ciudad y lanzar un mensaje a los más pequeños, que se fueron a dormir con la esperanza de encontrar los regalos en sus casas al despertar.