Alauda Ruiz: “No sé si la infelicidad se puede heredar, pero creo que ese es un miedo que tenemos”

19/05/2022 - 16:18 J. Pastrana

Entrevista a Alauda Ruiz de Azua, directora y gionista de la premiada película Cinco Lobitos. 

Tras una dilatada trayectoria enel mundo de la publicidad y con varios cortometrajes a sus espaldas, Alauda Ruiz de Azúa se estrena en el cine con la pelícua Cinco lobitos, de la que es guionista y directora y que obtuvo la Biznaga de Oro a mejor película española además del premio a mejor actriz ‘ex aequo’ para Laia Costa y Susi Sánchez y el de mejor guion. 

¿Cómo surge esta película?
    De una experiencia personal, mi primer año como madre, que es una experiencia muy compleja, con muchas capas, pero fue solo el desencadenante. Eso me llevó a pensar qué pasaría si a una madre primeriza, de mi generación, la llevásemos a vivir la vida de su madre, a tener que cuidar de un bebé, de una persona mayor, con un marido ausente, si eso no haría que viera a su madre de otra forma. 

La película tiene como dos partes. La primera es la de esa mujer con su maternidad y luego hay otra de reencontrarse con su madre. 
    Es un poco una reconciliación madre e hija, una reconciliación entre dos generaciones. El desencadenante es esa maternidad, pero luego hay un proceso que se va desarrollando poco a poco en el que ella va descubriendo a su madre como una persona que fue joven y que tuvo dilemas y frustraciones. 

¿Tú sentiste el mismo vértigo que la protagonista al ser madre?
    Es una experiencia que es difícil de abarcar hasta que no te pasa. Es una frase que repiten mucho los padres primerizos es ‘esto no me lo habían contado’. Yo creo que sí te lo cuentan, pero que no llegas a abarcar su auténtica dimensión hasta que la vives. 

 Sabiendo que la historia nace de tu experiencia personal, es inevitable preguntar si te llegaste a sentir tan desamparada como la protagonista de la película. 
    Lo que sí sentí es que había una vida que yo conocía, profesional, de pareja, que desaparecía con la llegada de un bebé. Más que desamparada, sentí que estaba en un proceso de crisis, de reconstrucción y de mucho aprendizaje que iba a ser lento, que no iba a pasar en 24 ni en 48 horas. 

Hay un momento de la película, junto cuando la protagonista vuelve a casa de sus padres, en el que parece que les trata con excesiva dureza. Y es algo que a veces nos pasa a los hijos, que podemos tratar a nuestros padres casi con desprecio incluso mientras nos refugiamos en ellos.   
    Yo no diría que ella les trata mal. Es verdad que está en un momento de crisis y a veces eso lo pagamos con los demás. La peli habla de que volver a casa de tus padres cuando ya eres adulto es algo complicado, porque estás en ese limbo en el que no es tu casa, pero sigue siendo tu casa, y estás en casa de tus padres, pero tú ya eres adulto. La película refleja esas tensiones. 

 Está claro que el personaje de la madre de la protagonista es muy importante, pero también atráe el de su padre. ¿Cuánto hay de ti en esa persona que habla poco y mira mucho?
    Es verdad que los directores tendemos más a mirar que a hablar. El personaje de Ramón creo que es interesante porque lo trabajamos mucho para que no fuera un villano, para que se comprendiera que puede querer a esas dos mujeres, pero no saber cómo gestionar la situación. Queríamos que se ke entendiera. Además, esta cosa de observar mucho, de querer ayudar, pero no saber muy bien cómo, de no expresarse del todo bien, quizás tiene más que ver con una educacion afectiva más contenida propia de una generación que trabajaba los afectos de otra manera.

En estos tiempos que corren, es fácil que se le pueda sacar una lectura feminista, pero la película va más allá de eso. 
    Las lecturas que haga cada uno yo no las puedo controlar, pero la película se escribe más desde un sitio de preguntarse y reflexionar sobre cosas, de querer entender a todos los personajes, no de juzgarles. Lo que si es verdad es que hay retrato generacional de los problemas de conciliación que tiene una pareja actualmente. Eso está encima de la mesa, pero el foco es más entender cómo afecta emocionalmente a las personas para qué hagan lo que hacen. Queríamos mostrar por qué no pueden gestionarlo todo de una forma idílica. Muchas veces simplemente no pueden porque las circuntancias les llevan a decisiones imperfectas, como en la vida real.   

¿Cuantas vueltas tuviste que darle al guión? 
    Tuve una primera versión bastante rápido que luego entró en una incubadora de la ECAM, donde tuve la asesoría de Borja Cobega. Llegamos a tener siete u ocho versiones, no con grandes cambios, pero sí que fuimos limando, quitando lo que no era esencial.

Parece que habéis ido a sugerir más que a dar cosas por sentado. 
    Es verdad que algunos temas están ahí, pero yo prefería confiar en el espectador para que rellenara los huecos que hay en la película. 

¿Cómo ha afectado a la pelicula tu esperiencia en el mundo de la publicidad?
    A veces utilizaba mi experiencia un poco a la contra. Si estaba pensando en el guión y había alguna imagen que me resultaba cliché o un lugar común, rápidamente la rehuía. Creo que el haber hecho mucha publicidad me ha ayudado a entender muy rápido lo que es políticamente correcto, lo que no, lo que es cliché... Y luego también, esa experiencia me hacía estar muy cómoda en lo técnico, así que quise jugármela a hacer algo muy minimalista, apostando mucho por la dirección de actores.  

 

 

Se aprecia cierta influencia de la publicidad en algunos planos intimos, poéticos, con la luz, los encuadres, que transmitían mucha emoción.  
    Cuanto más minimalista te vas volviendo, más cuidaso eres con todo. Es verdad que yo buscaba un cierto tono. Sobre todo, hablamos mucho con el director de fotografía de la intimidad, de que queríamos transmitir esos ambientes íntimos sin que la cámara fuera invasiva, respetando lo que estaban pasando los actores. Supongo que la publicidad sí me ha dado estas herramientas para dotar a las escenas de estética, pero sin perder la naturalidad, buscar ese equilibrio. Aquí quería ir a la esencia, a lo desnudo.  

¿Cómo ha sido el trabajo con los actores, tenías las claras o habéis ido probando cosas?
    Hemos probado muchas cosas.Yo les plantee a ellos que quería trabajar así, desde los ensayos, desde improvisaciones, porque en el rodaje quería mantener las tomas vivas. Por eso cambiábamos pequeñas cosas en cada toma. Lo hablé con ellos porque entiendo que un actor tiene estar cómodo con la manera en la que quiere trabajar el director, y les encantó la idea. Fue estupendo. Hemos jugado mucho. Y luego, cuando fuimos a montaje también lo hablaba con el montador. Teníamos tomas muy diferentes entre sí porque habíamos estado buscando qué pasara algo, no solo repetir una cosa concreta.  

¿Y esa experimentación no complicaba la continuidad dramática del personaje?
    No. Yo los arcos emocionales los tenía muy definidos. En cada escena sabía en qué momento estaban los personajes, porque el proceso emocional sí lo tenía claro. Y luego llevaba mi lista de ideas, de cosas que podíamos probar que fueran coherentes con ese arco. Siempre hay varias cosas que pueden funcionar, que te pueden proporcionar un matiz sin perder la coherencia.  

La relación de las tres mujeres de la película me sugiere una idea... ¿La infelicidad se puede heredar?
    Yo no sé si se puede heredar, pero creo que es un miedo que tenemos. Lo que vives en tu familia te afecta mucho, lo que ves  en la relación de tus padres y en tu entorno familiar. Si tu has visto que tu madre tiene cierta amargura con la vida o que no ha sido feliz, yo no sé si se hereda, pero tú tienes miedo a que se herede. Por eso, en el viaje de la protagonista, hay un momento muy especial con la bebé.   

 ¿Cómo se sienta una cuando le dan tantos premios?
    Yo todavía lo estoy digiriendo, pero es algo fenomenal, un sueño, porque es una película pequeña, hecha por amigos y que tenga esta visibilidad y que haya conectado así con la gente y con la crítica es un sueño. 

¿Tienes algún proyecto en mente para el futuro o estás esperando otra vivencia que te marque (risas)?
    A la hora de escribir, la vida que te rodea es muy inspiradora. Tengo varias cosas, pero ahora mismo estoy centrada en la promoción de Cinco lobitos.  

¿Te gustaría hacer algo de género o prefieres quedarte en el drama?
    Estoy abierta a hacer otras cosas. Es verdad que tenía claro que mi primera película quería que fuera un trabajo personal porque me parecía que era un sitio desde el que podía arriesgar más y encontrar quién era yo como cineasta, pero hacer cosas diferentes es muy gustoso, porque te pone en la casilla de salida y te da un poquito de vertigo. Creativamente es algo muy creativo. 

Alauda Ruiz de Azua estuvo en los Multicines Guadalajara el pasado martes para asistir a la proyección de Cinco Lobitos en el Proyecto Viridiana, que conectó con varios cines de todo el país para proyectar la película a la vez. Una vez finalizada la película, todos los asistentes a la sesión pudieron participar en un coloquio con ella realizado por streaming.