NPG 21': La nueva generación de poetas de Guadalajara


Pese a que los perfiles, las extracciones y las edades de los autores que forman parte de esta NPG’21 son muy variadas, entiendo que con este nombre podemos bautizar a esta nueva generación de poetas de Guadalajara.

El Día Mundial de la Poesía, que desde 1999 y por iniciativa de la UNESCO se celebra en todo el mundo la fecha en que comienza la primavera, nos ha traído este año una sobresaliente e ilusionante noticia para quienes exploramos el mundo del verso y gozamos tanto de su lectura como de su escritura. O sea, cuando somos sujetos activos o pasivos de ella. Esta nueva tiene nombre en clave de siglas, tan al gusto de los tiempos: NPG´21, que viene a ser y significar “Nueva poesía de Guadalajara”, a la que se le ha añadido la data de 2021, el año en que se gestó este proyecto, aunque haya visto la luz editorial ya en 2022. NPG´21 es un sencillo e ingenioso, pero gran proyecto poético, que ha promovido “Tres Tristres Trigres”, asociación cultural guadalajareña que hasta ahora había tenido en las tablas del teatro su escenario -nunca mejor dicho- y hábitat natural, pero que ha decidido dar, no uno, sino varios pasos hacia adelante, ampliando y diversificando su afección y vocación por el amplio campo de la literatura. En este sentido, este activo, reconocible y reconocido grupo de apelativo casi innombrable por el trabalenguas que encierra, ha creado la colección “TTT_Poesía”, tras haber publicado también recientemente varias obras de teatro de su director y “alma mater”, el dramaturgo, filólogo y profesor de inglés, Juan Carlos Pérez Arévalo (“Juanky”). Además, hace apenas un mes, TTT había presentado ya otras tres publicaciones: una novela de ciencia ficción firmada por el propio Pérez Arévalo y titulada “Ciudad vertical y otros relatos”, la novela corta “Librería Cécile”, escrita por la maestra y actriz alcarreña Susana Roa, y el poemario “Jardín Poético”, de la escritora, filóloga y profesora de Literatura, también guadalajareña, Ana García Lamparero. Esta última obra iba a ser una secuela de NPG´21, pero ha visto la luz antes que ella y se ha convertido por tanto en una precuela.

Y qué se encierra dentro de esas tres siglas y esos dos dígitos de NPG´21. Pues, materialmente, es un poemario de 112 páginas, muy bien editado, que ha patrocinado la Diputación Provincial y que he tenido el placer y el honor -no son palabras gratuitas ni ligeras- de prologar. En este libro de formato 16 X 21 cms. y cuya portada es una magnífica fotografía de Tania Castellano que refleja como un espejo su contenido, como si de azogue de papel se tratara, se incluyen 47 composiciones poéticas escritas por 15 poetas que hasta ahora no habían publicado ninguna de sus obras; se trata, por tanto, de “poesía tímida”, como con todo acierto se ha subtitulado esta NPG´21 (Nueva Poesía de Guadalajara 2021). Estamos ante un grupo de autores que ya eran poetas y no lo sabían o tenían sus dudas de serlo con la suficiente calidad creativa como para compartir con los lectores sus composiciones. Hasta que han visto la luz en esta obra colectiva, eran poemas que sesteaban en cuadernos de muelles, dormitaban en algún archivo de texto de ordenador o, simplemente, esperaban destino -puerta grande o enfermería, como los toreros; edición o papelera en este caso- en algún cajón. La concepción de esta obra no ha acabado ahí, en ser una selección de obras inéditas de poetas tímidos, algo que ya en sí mismo tiene mucha enjundia; los impulsores del proyecto -los ya citados Pérez Arévalo y García Lamparero, además de, inicialmente, Nerea Gonzalea (sic, es nombre artístico) y Cristina Somolinos, quienes después debieron abandonarlo, bien a su pesar- más los que posteriormente las suplieron y se sumaron a él -Chema Sanz Malo, el “agricultor” diletante, de huella indeleble en el Tenorio Mendocino, y Marcos Caballero, un joven aspirante a politólogo con una notoria sensibilidad y vocación literaria, cinéfilo y “graduado” en música indie- plantearon un singular juego: relacionar en la publicación los nombres de los poetas, pero sin identificar sus respectivas composiciones. Como digo en el prólogo de NPG´21, al aparecer los nombres de los poetas, pero no unidos a sus poesías, se está proponiendo al lector un divertido juego en el que la táctica se impone a la técnica, el grupo se sitúa por encima del individuo y la parte da un paso atrás para que de uno adelante el todo. Si Pirandello nos sugiere a seis personajes en busca de autor en su conocida obra dramática, “Tres Tristres Trigres” nos plantea en este poemario el “enredo” literario de que 15 poetas vayan en busca de sus 47 poesías con la imprescindible complicidad de los lectores. Recordemos que sin público no hay teatro, como sin oyentes radio, sin espectadores cine y sin lectores literatura, por muchos quilates que ésta tenga. Decía Cervantes que “la mejor palabra es la que se queda en el tintero”, una sabia reivindicación de la prudencia y la contención, pero si él mismo se hubiera hecho caso, jamás habríamos podido leer su magistral “Quijote”. Los grandes también tienen días pequeños.

El perfil personal de los nuevos poetas de Guadalajara, que ya lo son porque han dejado atrás su timidez, es muy dispar, tanto en profesiones como en edades, lo que aún engrandece más el proyecto y confiere una mayor versatilidad, registros y matices a la obra. Hay gente del teatro, de la música, artistas plásticos y varios profesores y maestros entre ellos, algo que confirma que el magisterio es una extraordinaria escuela y un fin en sí mismo, no solo un medio. Recordemos que el origen de la palabra literatura está en la voz latina “litterae”, que significa letra o formación de las letras, una referencia etimológica directa a quienes enseñaban a leer. Aún no siendo yo maestro, me siento muy orgulloso de formar parte de una larga estirpe de profesionales de la educación que inició mi abuela paterna, María Gracia Guerrero, una mujer de pueblo nacida a finales del XIX y que no se resignó al rol doméstico y alejado de las letras que, sin rebeldía y ansia de formación, le hubiera correspondido por su género en aquella época. En NPG´21, además de profesores y maestros, hay también estudiantes, incluso alguno -en este caso, alguna- como Ibtihal Ntifi, dieciochoañera marroquí de Laarache, avecindada en Aranzueque y alumna del Instituto de Pastrana. A Ibtihal tuve la oportunidad personal de decirle en el acto público de presentación del libro de NPG´21 del que es una de sus autoras, que el gran dramaturgo guadalajareño, Antonio Buero Vallejo, vivió en Laarache unos meses en 1927, cuando tenía 11 años, por ser el destino militar de su padre en ese momento. Allí cursó Buero parte del bachillerato elemental que después prosiguió y completó con el superior en Guadalajara, en el viejo Brianda, y allí se aficionó a la parapsicología. Por cierto, ya que hemos nombrado al reputado escritor alcarreño de teatro, aprovecho la cita para reivindicarle también como autor de poesía, aunque solo explorara este género en contadas ocasiones -en su antología se reproducen 23 composiciones poéticas-. En el contexto del recientemente celebrado Día Mundial de la Poesía, cito estos breves versos que Buero dedicó a su amigo y compañero de penal, Miguel Hernández, cuando éste ya había fallecido, con la intención de que sirvan de referencia a los nuevos poetas de Guadalajara: “Por eso, como tú, lo grito ahora / en tu oído cerrado, / Miguel, roca de lumbre que destellas / en el sombrío barro. // Duerme tranquilo. El polvo / resucita perenne / aunque nos sirva a todos de mortaja”. Puro expresionismo, como habrán comprobado.

Pese a que, según he dicho, los perfiles, las extracciones y las edades de los autores que forman parte de esta NPG´21 son muy variadas, entiendo que con este nombre podemos bautizar a esta nueva generación de poetas de Guadalajara que acaba de romper su timidez. La mayoría de ellos, estoy convencido, van a sumarse a los poetas que ya son referencias contemporáneas en la capital y la provincia, como es el caso del recientemente fallecido Paco Marquina, Josepe Suárez de Puga -maestro no solo de alumnos, también de maestros-, María Ángeles Novella -miembro en su día de “Enjambre”, el colectivo de poesía que trajo la Transición a Guadalajara y en el que destacaron Fernando Borlán, Alfredo Villaverde, Jesús Ángel Martín, Toya Velasco y Pedro Lahorascala, entre otros-, Jesús Aparicio, Carmen Niño, Amparo López Pascual -ganadora de prestigiosos premios de poesía, entre ellos el “Blas de Otero”, de Bilbao, en 2019-, Mamen Solanas -no digan “mamen”, digan palabra- o Gracia Iglesias, la inquieta promotora de “Arriversos”, el festival poético de la vieja Arriaca que hoy llamamos Guadalajara. Igualmente, en este entorno del recientemente celebrado Día Mundial de la Poesía, quiero aprovechar para poner en valor la carismática figura de José Luis Gómez Recio, fallecido demasiado joven en 2019 pese a ser septuagenario, y gran agitador de “Diversos”, el colectivo guadalajareño de poetas tímidos, pese a ser talludos la mayoría de sus componentes, con cita semanal en torno a la palabra y mensual alrededor de su boletín. Pido disculpas a quienes se echen de menos en esta relación que no pretende ser cerrada y, mucho menos, desplazar o menospreciar a nadie, tan solo poner algunos nombres propios a la poesía que se ha hecho recientemente o se hace hoy en Guadalajara. Termino ya autocitándome, reproduciendo las últimas líneas del prólogo de NPG´21: “(…) en estos versos en busca de autor encontrarán –al menos a mí sí me ha parecido verlo- culturalismo y contracultura de los novísimos, impulso rehumanizador de quienes les sucedieron, nueva sentimentalidad, nostalgia meditativa, neobarroquismo, neorromanticismo y, por supuesto, metapoesía”. 

Lean poesía, es gratis, como lo mejor de la vida según Facundo Cabral.