Paseo por un depósito que recuerda a los viejos aljibes

10/06/2024 - 19:21 P.C.V

Nos adentramos en unas instalaciones que datan de finales del siglo XIX y que dieron solución a la falta de agua existente. Tiene capacidad para almacenar 2.000 m³ de agua en sus 915 m² de superficie.

Los manantiales que tradicionalmente habían abastecido a la ciudad, el manantial del Sotillo y el arroyo del Alamín, no tenían suficiente agua en determinadas épocas para surtir a una población en crecimiento. Estas circunstancias de escasez explican que el Ayuntamiento se planteara la necesidad de acometer obras hidráulicas para solventar los problemas de abastecimiento.

Esta situación hizo que, en 1878, tuviera lugar uno de los acontecimientos más impactantes de Guadalajara, la inauguración del depósito de la carretera de Zaragoza. “En esa época nuestra ciudad apenas llegaba a los 6.000 habitantes, siendo la mayoría de ellos ganaderos y agricultores que dependían del agua para la realización de sus actividades laborales”, relata el colaborador de Nueva Alcarria, Eduardo Díaz.

Es una construcción semienterrada con capacidad para 2.000 m³ de agua. Es de planta rectangular, de 38 x 24 m, de unos 915 m² de superficie. La estructura del depósito es de fábrica de ladrillo visto, con una cubierta de tierra y vegetación en toda su extensión, se describe en castillalamanchafilm.com.

“Respecto a la estructura de este depósito, se distinguen dos salas de factura simétrica comunicadas entre sí, pero con posibilidad de funcionar de manera independiente”, dibuja.

Se destaca el gran muro partidor que divide al depósito en dos compartimentos diseñados para ponerlos en comunicación o utilizarlos de forma independiente, por ejemplo, cuando era necesario aislar uno para limpiar el otro.

“Este muro partidor está desdoblado en otros dos muros que forman un túnel o paso abovedado. Este túnel sirve para comunicar ambos lados de la instalación y facilitar su control y mantenimiento”, continúa.

 

La organización interior se compone de pilastras de ladrillo con base de piedra, de una altura de 4 m, y arquerías de medio punto, también de ladrillo de media altura, de unos 6 m. La disposición corrida y en paralelo de bóvedas rebajadas de ladrillo, que se van apoyando en las líneas de arcadas, da soporte a la cubierta.

 

El conjunto ofrece una imagen que recuerda a los antiguos aljibes.