Pulso joven y renovado para un Tenorio que se mantuvo fiel a su esencia mendocina

04/11/2018 - 19:24 J. Pastrana

Este año, la primera sorpresa del Tenorio Mendocino llegó a penas un día antes de su representación. Cuanto todo el mundo había asumido que el Patio de los Leones permanecería cerrado y la venta de don Juan ya se había trasladado a los jardines del Infantado, el Ministerio de Cultura anunciaba que el Palacio, al menos el Patio de los Leones, estaba libre de aluminosis. “Fue una alegría de última hora. La verdad es que en el Patio de los Leones mejora todo lo que es el espectáculo teatral, hace más impresionante una escena que es la que todo el mundo quiere ver”, asegura Beatriz Ortega, la directora de esta edición del Tenorio. “Trasladamos el escenario a la parte interior. Aunque no nos dio tiempo a dejarla tan vestida como en otras ocasiones, la verdad es con el Infantado gana el espectáculo”. Y debía ser que el público de Guadalajara tenia ganas de ver una vez más a don Juan en el Palacio, porque lo cierto es que el patio se llenó a rabiar. 


Por lo demás, el Tenorio Mendocino no presentó sorpresas, al menos en lo que al resultado final se refiere. “Ha sito un tenorio muy positivo en todas las facetas, en el aspecto actoral, de dirección y de público, sobre todo el viernes, que acompañó la temperatura”, indica José González Vegas, el presidente de estas Gentes de Guadalajara que año tras año se encargan de resucitar a don Juan y doña Inés. 


El relevo generacional al que tantas veces se teme o añora en otros ámbitos culturales, cuajaba con éxito en el tenorio, donde nuevos  rostros han asumido las direcciones técnicas y artísticas, “gente joven con las ideas muy claras.  De unos años a esta parte hemos tenido un salto generacional muy bueno. Cada vez quedamos menos veteranos y hay más gente joven. Gracias a Dios tenemos el futuro asegurado”.

Quien también se muestra satisfecha con el trabajo realizado es Beatriz Ortega. “Las sensaciones para mí han sido muy buenas. Hemos transmitido emoción y alegría”. Una de las novedades de que este año era la incorporaciónde la Banda de Música del Conservatorio Sebastián Durón, que se encargo de amenizar la espera entre escenas. “Ha estado genial, porque en tiempo muertos, nos ha venido muy bien para que todo estuviera más ambientado y que al público se le hiciera más amenos, sobre todo ayer, que hacía algo de frío”. 

 

(Mañana, en Nueva Alcarria, galería gráfica y más información)


Otro de los objetivos de Ortega era conseguir que la figuración tuviera más peso. “Hay mucha gente que quiere participar en el Tenorio y, aunque los papeles principales son limitados, lo que sí podíamos hacer era darle más peso a esa figuración”.  Está claro que no es algo que se pueda lograr a lo largo de todo el montaje, pero sí en algunos momentos puntuales, como el de taberna de El Laurel o cuando los espectros hacen acto de presencia en escena. “Creo que  en esa parte de los espectros se ha creado una imagen más romántica”. 

El toque de la directora también ha quedado patente en las personalidad de don Juan y doña Inés, sobre todo en la escena de la venta del Tenorio, una de las más conocidas del montaje, en la que casi acaba rindiéndose al amor. “Quería que a doña Inés se le viera un poco de genio porque su personaje, no es que sea plano en emociones, pero sí que es alguien que no eleva la voz, que es tranquila, relajada. Por eso metimos un poco de genio, para que se la viera un poco enfadada, queriendo expresarse”. E igualmente importante ha sido “que hubiera un momento en el que don Juan se viniera un poco a bajo. Hemos intentado que se hiciera una transición rápida en la que pasara de ser el que enamora a ser el enamorado, un momento en el que bajase la guardia”.