¿Sabes cuántas toneladas de aparatos eléctricos se tiraron a la basura en Guadalajara en 2023?

08/05/2024 - 14:51 Redacción

Fundación Ecolec, organización sin ánimo de lucro que centra su actividad en el reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), ha gestionado en la provincia de Guadalajara la cifra de 916 toneladas de dichos residuos gestionados durante 2023, lo que supone la recogida de 10,37 kilos por habitante.

Para Luis Moreno, director general de Fundación ECOLEC, este dato “muestra la responsabilidad de los vecinos guadalajareños con el reciclaje de RAEE para favorecer la Economía Circular y proteger el Medio Ambiente”.

Por otro lado, del total de toneladas gestionadas en Guadalajara (916), la gran mayoría corresponden al ámbito doméstico (762) mientras que el resto pertenecen al ámbito profesional (154).

 

Importancia de reciclar la basura electrónica

Según Naciones Unidas, la generación de desechos electrónicos en el mundo aumenta cinco veces más rápido que su reciclaje. En 2022 se batió un récord de 62 millones de toneladas de RAEE, cifra que llenarían 1,55 millones de camiones de 40 toneladas, según el informe The Global E-Waste Monitor 2024. La generación de estos residuos crece cada año 2,6 millones de toneladas, por lo que en 2030 la generación total será de hasta 82 millones de toneladas.

“Hay muchas evidencias que demuestra que el reciclaje de nuestros RAEE es esencial. Por ejemplo, un frigorífico mal reciclado emite a la atmósfera gases de efecto invernadero equivalentes a las emisiones de un coche en 15.000 kilómetros”, ha recalcado Luis Moreno. Además, ha querido hacer especial hincapié en que “las consecuencias de no reciclar correctamente nuestros aparatos electrónicos cuando dejan de funcionar se agravan en aquellos puntos del Planeta donde la extracción de materias primas para fabricar estos productos produce graves impactos sociales”.

Todos los dispositivos eléctricos que se usan en el día a día pueden tener una segunda vida si se reciclan correctamente. Cada usuario se convierte en el actor principal de un proceso en el que se puede dar un final apropiado que, por un lado, ofrezca la posibilidad de su reutilización y, por otra parte, ayude a un desmontaje y una descontaminación sostenible, responsable y respetuosa con el Medio Ambiente.