San Roque y la peste

Nos encontramos en el fin de semana más festivo del año en la provincia de Guadalajara, junto a la Natividad de la Virgen, el 8 de septiembre. San Roque, cuya onomástica se celebra el 16 de agosto, es sinónimo de verano, fiestas, ocio, diversión, alegría y devoción, adquiriendo este año su figura una especial significación. No habrá procesiones, ni toros, ni verbenas, ni peñas por las calles pero si  eucaristías y oraciones, como antaño, pidiendo a su figura protección ante la pandemia. 

  Cuenta la historia que los vecinos imploraban su intercesión ante cualquier enfermedad y cuando era superada quedaba convertido en el patrón de esa localidad. En este año, en medio de una enfermedad infecciosa que afecta al mundo entero, es bueno mirar al pasado, estudiar los libros, comprobar que han sido muchas las epidemias que han causado muerte y dolor a lo largo de los siglos y valorar que siempre han existido personas valientes que han estado al lado de los enfermos procurándoles cuidados. Uno de estos hombres, en el siglo XV, fue Roque, ‘roca de piedra’, que curó a muchos infectados, dicen que simplemente haciéndoles la señal de la cruz, y siendo de los pocos que se atrevían a construir la sepultura a los que fallecían por tener miedo los demás al contagio. Hasta tal punto se acercó a ellos que contrajo la peste quedando su cuerpo lleno de manchas negras y úlceras. Pero no murió. Se refugió en el bosque para esperar su final sin causar mal a nadie y allí un perro lo encontró y le llevó durante unos días un trozo de pan hasta que su dueño se percató y le auxilió. Bonita historia la de este héroe  al que cantamos que nos libre de la peste y de todo mal.

  San Roque adquirirá este domingo plena vigencia. En él  veremos reflejados a muchos sanitarios que han entregado su vida y puesto en peligro su salud para ayudar a los infectados por Covid-19, a los profesionales de variados sectores que han permanecido trabajando para que la sociedad siguiese adelante. Es momento de nuevo de rendirles homenaje, de rezar por los fallecidos, mostrar nuestro cariño a quienes sufren sus pérdidas y unirnos como sociedad para salir adelante mientras rezamos a San Roque.