Se me ha muerto un lector

20/06/2020 - 19:37 Luis Monje Ciruelo

Artículo dedicado a Lucio Alba Sanz, de 89 años, de S. Andrés del Rey, aldea próxima a  Budia. Fue camionero, labrador y colmenero, que fabricaba sus propias colmenas.

Entre los cientos y cientos de suscriptores que me leen cada semana lo normal es que se muera alguno entre número y número sin enterarme, teniendo en cuenta que llevo ochenta años escribiendo aquí,y en tan largo período los años han avanzado peligrosamente para todos. Sin embargo,  sólo a tres de los fallecidos les dediqué al morir un artículo por alguna singularidad. El primero, hace unos quince años, fue Eugenio Ortega Moreno, de Mazuecos , pastor de toda la vida, del que fui convecino en los fines de semana durante más de 20 años, , yo, sólo de adopción,  al que he sentido no bajar del coche par saludarle siempre que le veía al sol absorto en la lectura de Nueva Alcarria, seguramente buscando la Brújula de su amigo Don Luis. Al morir encargó renovar la suscripción.

El segundo, Ramón Tirado, de Hontanares, Brihuega, aldea cuyo entorno, de secano, no corresponde al nombre, me  recibió en su casa, sin conocerme, al buscar yo  un anciano que me diera datos sobre la Batalla con italianos del año 1937 para un libro. Al saber mi nombre dio un salto y me abrazó emocionado porque me leía desde los 14 años al estar suscrito su padre. No me emocionaría yo menos, salvando las distancias, como dije en su necrológica, si Cervantes reviviera y me lo encontrara en las escaleras de mi casa.

El tercer lector, el que ha motivado esta Brújula, es Lucio Alba Sanz, de 89 años, de S. Andrés del Rey, aldea próxima a  Budia; fue camionero, labrador y colmenero, que fabricaba sus propias colmenas. Su nieta Marta escribió la extensa y despedida de su abuelo, que se publicó en mayo, asegurando en uno de los párrafos, para mi satisfacción, que su abuelo leía a fondo el periódico  y “le encantaban, sobre todo, los escritos de Luis Monje Ciruelo”.

A San Andrés había ido yo dos veces con una hija a comprar miel de romero, tan exquisita como la mejor de lo famosos pueblos colmeneros de Cifuentes. Es una limpia y totalmente pavimentada aldea de 30 habitantes con sólidas y cuidadas casas donde cantan los pájaros y se ven gatos andar tranquilamente por la calle. Se va por Armuña y se toma el desvío hacia Romanones y los Yélamos  por una vega que en sus últimos tramos es uno de los más hermosos paisajes forestales de la Alcarria.