“Somos vigilantes y psicólogos”

06/06/2024 - 17:57 Paco Campos Vicente

Juan Carlos Muñoz y Miguel Ángel Pérez, de 52 y 57 años de edad, son padres de familia y residentes en Yunquera y Chiloeches, respectivamente. Ambos son vigilantes de seguridad. Ambos trabajan en la sede de la Seguridad Social, en la calle del Carmen bajo el uniforme de Viten Seguridad. El destino les ha unido en este servicio, que es el destino –téngase en cuenta el doble sentido- de su vida, el que han hallado tras pasar horas de pie, aguantando el frío y el calor en todas sus intensidades, siempre atentos ante posibles imprevistos, por polígonos industriales, centros comerciales o centrales nucleares. Una labor “para la que no vale cualquiera”, remarcan.


    

Miguel (izda.) y Juan (dcha.) esperan llegar a jubilarse en este servicio, siempre cumpliendo con su deber. Cuando les llegue el momento se llevarán a sus casas los mejores recuerdos, los momentos más apasionantes y, eso sí, con pies y espalda un poco dolorida de las horas que habrán pasado de pie. Se darán de baja con la satisfacción de haber hecho todo lo que está en sus manos para sacar adelante el servicio lo mejor posible. 


  

 A ambos les gusta el trato con el público, tienen paciencia, saben escuchar, y, cuando es necesario, se hacen respetar.

“Somos vigilantes de seguridad y psicólogos”, coinciden en señalar, el uno, Miguel, contándolo, y el otro, Juan Carlos, asintiendo. 
 Ambos han recibido, respectivamente, dos de las 54 menciones honoríficas en reconocimiento a distinto personal de seguridad privada que destacó el pasado año por su colaboración con ambos cuerpos policiales, con motivo del Día de la Seguridad Privada, en un acto presidido por la subdelegada del Gobierno, Mercedes Gómez, acompañada por la teniente coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Guadalajara, Cristina Moreno, y Ángel José Alcázar Sempere, comisario jefe provincial de la Comisaría de la Policía Nacional de Guadalajara. 

Ellos protagonizaron, junto a sus compañeros, el evento que se desarrolló en salón de actos de la Delegación de la Junta de Comunidades de Castilla-Mancha en Guadalajara. Fueron bienvenidos por el delegado del Gobierno regional en Guadalajara, José Luis Escudero. 
Los dos trasladan en especial su agradecimiento al Cuerpo Nacional de Policía de Guadalajara por proponerlos a la mención, “y muy especialmente a la Brigada de Seguridad Privada, Alfonso, Bonilla y Álvaro”.
    

Todo un reconocimiento a sus tres décadas, aproximadamente, en activo en un mundo de satisfacciones, pero también muchos sinsabores; en un mundo –señalan- en el que aún los medios de comunicación les llaman guardas de seguridad; en una sociedad en la que aún se dirige a ellos como ‘seguratas’ y en el que las películas americanas siempre son los protagonistas de los grandes robos, derivados de negligencias, algo que ambos rechazan de plano: “No nos representan”, rechazan tajantemente. 
    

Ellos encarnan lo contrario: “Aquí hemos llegado sin que nadie nos hay regalado nada, siempre cumpliendo con nuestra obligación, que no es otra que la de vigilar”, señala Juan Carlos, “algo que parece simple, pero requiere grandes dosis de equilibrio mental, concentración, compenetración con el compañero, capacidad de anticiparse a los hechos y psicología”, aporta Miguel. La lista se pierde en el tiempo. Han sido subrogados por una infinidad de empresas de seguridad, “unas mejores, otras peores y otras que no pagaban”. 
    

Llevan 15 años juntos y una simple mirada basta para que los dos sepan la situación que tienen a su alrededor, los riesgos o las bondades. Juan Carlos explica que, además de su tarea cotidiana derivada del control de accesos, es fundamental su colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Guardia Civil, Cuerpo Nacional de Policía y Policía Local. “Somos uno de sus puntos de referencia porque por aquí pasa gente de todo tipo, con todo tipo de gestiones, por lo que contribuimos con ellos para localizar a empresas ficticias, falsos autónomos o falsedad documental”.  Su cooperación es permanente, a lo largo de los años, siempre a su disposición.

La misión de Juan Carlos y Miguel Ángel es el control accesos y protección de los bienes de la sede de la Seguridad Social en Guadalajara, tanto dentro como fuera. Por su puesto pasan funcionarios, usuarios de la Seguridad Social y proveedores. Su turno oscila entre 8 y 10 horas al día, dependiendo de las necesidades del servicio, un horario que permite la conciliación familiar, algo muy valorado cuando se llega a los 30 años.  
    

“Tratas con todo tipo de personas y nacionalidades, con mundos muy diferentes y problemas muy distintos”, dice el segundo, a lo que añade el primero: “Vienen a hacer gestiones en ocasiones complejas, entre otras, aquellas relacionadas con la solicitud de ayudas al Gobierno”, lo que genera en ocasiones situaciones de tensión. “Por eso, el hecho de que hayamos contribuido a que no haya pasado nada es muy gratificante”, aporta Miguel Ángel.
 

Juan Carlos recuerda que la situación más complicada que ha vivido fue en la etapa de la pandemia. Una coyuntura que le provocó una situación que derivaba en riesgos para la seguridad del edificio y un factor sentimental añadido, ya que veía situaciones límite en algunos usuarios. “Aporreaban la puerta cientos de personas todos los días, ya que hay mucha gente que no tenía medios ni conocimientos para hacer gestiones telemáticas. Venían día sí, día también, para pedir altas de trabajadores o altas de autónomos”, recuerda. “Algunos me decían: Voy a perder trabajo porque no tengo numero de seguridad social, pero tú no puedes hacer más de lo que te piden, debes cumplir con las instrucciones”, añade. Luego, cuando se relajaba la pandemia, con citas previas, muy escalonada, “alguno se ha llegado a poner agresivo, pero como era tan puntual, lo comprendíamos, y, llegado el caso, intentábamos relajarlo dándole la información que necesitaban, algo que al final te agradecen”, indica Miguel Ángel.  

Juan Carlos recuerda el apoyo que realizaron cuando tuvo lugar un accidente de tráfico en la puerta en un paso de cebra con poca visibilidad. “Fue un atropello. Llamamos a la policía local y al centro de salud. Llegó la ambulancia y la trasladó. La mujer acudió expresamente a agradecernos la tarea”.
 


Formación
Pero, con el objeto de desarrollar su tarea con excelencia, tienen un a extensa formación en seguridad. Juan Carlos tiene multitud de cursos formativos y seminarios, entre los que destacan varios de atención al público, primeros auxilios, tiro, escáner, control de acceso, así como eventos deportivos y culturales. 
 

Miguel Ángel tiene el título de escolta privado, así como cursos de explosivos, defensa policial, escáner, RCP, primeros auxilios o incendios. 

Dos vidas que confluyen
Juan Carlos recuerda que, en diciembre de 1991, cuando acabó el servicio militar, se incorporó a una empresa en Guadalajara que necesitaba vigilantes en Navidad para un centro comercial. “He estado siempre cara al público y el trato con la gente me gusta”, asegura. Además de su trayectoria en centros comerciales, destaca su experiencia en fábricas como Nestlé y Diputación de Guadalajara,  así como naves de logística alrededor del Corredor del Henares.

 Miguel Ángel destaca numerosos servicios: “Metro, cercanías, nucleares, casas particulares, fábricas, polígonos, centros comerciales, eventos y escoltas de apoyo”. Además, recuerda que ha trabajado de forma muy intensa con unidades móviles de televisión, en plena calle. 


    Ambos resumen: “Nuestro trabajo de seguridad consiste en estar siempre atentos, estés donde estés”.