¿Supremacía de los políticos?

06/04/2019 - 20:02 Luis Monje Ciruelo

 Para mí, escribir y publicar era suficiente, pues para comer y vivir tenía otra profesión. 

Si la Poesía es fuente de Filosofía, como escribió hace ocho siglos el dominico Alberto Magno, o es “el vino de los demonios” como la calificó  casi mil años antes San Agustín, obispo de Hipona, los que de vez en cuando nos sentimos poetas tendríamos que reflexionar para evitar que en nuestro afán de aportar   sensibilidad y belleza al trato humano, estuviéramos ayudando a las maldades del Maligno, cuando la realidad es, en opinión de Manzoni, que los poetas tienen mucha más cordura que los filósofos. Y no voy a seguir por este camino de desmitificar a los poetas porque , ya lo dijo Luis de Góngora, “no debe  ser/  que se dedique el discreto/ a escribir un buen soneto/ si algo mejor puede hacer/ ”Y como uno, sin ser, quizá, discreto, ha escrito y publicado, no uno ni dos, sino más de cien sonetos, recuerda que el ingles Macalay opinaba que “nadie puede ser poeta, ni disfrutar de la Poesía sin un cierto desequilibrio mental”, que viene a ser lo mismo que el dicho popular “de poetas y de locos todos tenemos un poco”, tal vez porque la Poesía difícilmente da de comer, lo que sucede también  frecuentemente con la Filosofía, y con el Periodismo cuando se escribe sin cobrar. Y de ello podrían hablar, si se atreviesen, muchos compañeros. Lo que sucede es que cuando se disfruta con una profesión se prefiere la satisfacción al dinero. Para mí, escribir y publicar era suficiente, pues para comer y vivir tenía otra profesión. Otra cosa sería si ocurriera ahora, pues me siento orgulloso de llevar ochenta años escribiendo (siempre sobre la provincia) en estas páginas y en otras nacionales, apoyando a las instituciones en sus objetivos, por ejemplo: al Ayuntamiento en la declaración de polígono para la descongestión industrial de Madrid y la construcción del embalse de Beleña para el abastecimiento de Guadalajara, y a Layna Serrano en sus gestiones para la reconstrucción del palacio de Infantado y del castillo de Torija, en las que  algo influyeron, según confesión de  él, mis crónicas en ABC y La Vanguardia de Barcelona, aunque quizá no sean  méritos suficientes para ser reconocidos. Pero si no lo son una docena de libros y más de 20.000 artículos defendiendo y exaltando a mi tierra en estas páginas y en los principales periódicos de Madrid y Cataluña, ¿ qué otros méritos hacen falta para que lo sean?, ¿ Hay que ser político?