Una mágica Navidad
En la capital hemos vivido más de cuarenta días de intensa actividad, respirando Navidad, disfrutando de la luz, los adornos, los actos y la magia de estas fechas.
Se apagaron las luces, llega el frío invernal y solo la salida de las primeras botargas y la proximidad de la feria de Fitur en la que la provincia promociona sus atractivos turísticos en el mundo, animan algo el espíritu en las semanas más tristes del calendario, las del letargo.
Todavía resuenan los ecos de la reciente Navidad y la visita que el pasado viernes hacían por nuestra geografía los Magos de Oriente repartiendo ilusión, haciendo sonreír, embriagando de generosidad los corazones, haciendo felices a pequeños y contagiando entusiasmo a los adultos en una noche, madrugada y jornada querida por todos. Las cabalgatas, el roscón acompañado de un chocolate y los regalos, pusieron fin a una Navidad con mucha actividad, rondas interpretando villancicos, conciertos, musicales, belenes vivientes... La sociedad se conjura para crear un ambiente mágico, brotando los mejores deseos, reuniendo a compañeros, familiares y amigos, propiciando un tiempo de descanso y de necesario consumo.
En la capital hemos vivido más de cuarenta días de intensa actividad, respirando Navidad, disfrutando de la luz, los adornos, los actos y la magia de estas fechas. La iniciativa Navilandia que el pasado año, aún temerosa por la dichosa pandemia, demostró el acierto del Ayuntamiento en su ideación, ha cuajado de lleno, como lo hicieron las pasadas ferias y fiestas. La gente ha demostrado que cuando se ofrece algo que merece la pena responde con su participación, colaboración, todo ello sin incidentes y con total civismo. Por ello hay que felicitar al equipo de Gobierno del Ayuntamiento, de manera especial a dos personas, la concejala Sara Simón, que ha apostado firmemente, con mucha dedicación e implicación, por este proyecto, y al alcalde, Alberto Rojo, máximo responsable. Éxito es la palabra que define estos días y nos quedamos con la reflexión de un amigo, septuagenario, que en la tarde de Navidad nos decía que no recordaba la calle Mayor con tanto júbilo desde que era pequeño.