Al descubierto: Recuperar la voz y repensarnos

12/01/2023 - 16:27 J. Pastrana

A veces, una mirada al pasado sirve para ponernos en nuestro sitio. Hace poco, Las Niñas nos ofreció la oportunidad de encontrarnos con aquellos años 90 que tan modernos recordábamos, sin serlo ellos. 

Al descubierto cumple una función similar, pero sin necesidad de recordar a ningún año concreto, sino a todo aquellos que tenía inapropiadamente asumido sobre el mundo del espectáculo. Cuántas veces no habremos visto o escuchado la historia de la intérprete arribista dispuesto a todo con tal de llegar a lo más alto, sin cuestionar casi nunca lo que todo aquello suponía a la hora de ocultar la realidad. 

¿Y de qué realidad hablamos? De la de señores que aprovechaban su situación y poder para obtener lo que de otra forma no podían alcanzar. 

La película de Maria Schrader enlaza con lo mejor de las historias sobre periodismo para contar el caso que espoleo de manera definitiva el movimiento Me Too. Sin embargo, la directora no enfrenta la película como una historia de descubrimiento, sino de voz... y relevancia. 

La trama arranca cuando la periodista Megan Twohey (excepcional Carey Mulligan) denuncia los excesos sexuales cometidos por un entonces aún candidato Donald Trump, que logra ser investido presidente a pesar de todo.  El mazazo para ella y su fe en la sociedad es evidente. 

De ahí saltamos a otra periodista, Jodi Kantor (igualmente brillante Zoe Kantor), que trabaja en un artículo para denunciar los abusos que se comenten con las actrices en Hollywood y más concretamente por el jefazo de Miramax, Harvey Wenstein, un productor poderosísimo de esos que siempre colocaban películas potentes en la carrera por los Oscar. 

La película no trata de cómo encuentran pistas para demostrar sus abusos, que también, sino de como luchan para conseguir que las víctimas y los testigos den sus testimonios. De ahí el acertadísimo título de original, She Said. Habla de recuperar la voz y de no callar. 

Al descubierto es una película sobria, fría por momentos, que emociona en sus tramos finales y se apoyo en una banda sonora capaz de agitar la fibra sensible sin reclamar protagonismo. No es una película moralista, ni abrumadoramente feminista. Es más bien una reflexión indirecta sobre los tiempos de los que hemos sido testigos, una invitación a repensarnos.