Brihuega

13/08/2021 - 16:26 Jesús de Andrés

Para pasmo de todos, en apenas una semana hemos visto como la bella localidad alcarreña se convertía en objeto de la atención nacional, con unidades móviles de radio y televisión, conexiones en directo, tertulias y cientos de noticias de prensa.

En los últimos años, Brihuega ha hecho un trabajo de recuperación de su patrimonio y de promoción de la cultura que no tiene parangón. La restauración del Castillo de la Peña Bermeja, con la apertura de distintas salas del mismo; la recuperación de la Fábrica de Paños, que de sus ruinas -decía Cela en su Viaje a la Alcarria que de ella “no queda nada”- pasará en breve a convertirse en un hotel de cuatro estrellas; o la rehabilitación de sus iglesias dan buena cuenta del claro objetivo marcado por su equipo de gobierno, con Luis Viejo y Teresa Valdehita al frente. La entrega del Premio Internacional de Periodismo Manu Leguineche, los ciclos de conferencias, los convenios con las universidades de Guadalajara (la UAH y la UNED), la promoción de la Festividad de la Lavanda y tantas otras acciones han conseguido que la “Marca Brihuega” esté ligada a la puesta en valor de su patrimonio artístico, al reclamo de su gastronomía, a la divulgación de sus monumentos, a la promoción -en definitiva- de la cultura con mayúsculas.

Sin embargo, para pasmo de todos, en apenas una semana hemos visto como la bella localidad alcarreña se convertía en objeto de la atención nacional, con unidades móviles de radio y televisión, conexiones en directo, tertulias y cientos de noticias de prensa. Una persona amenazada con arma blanca por encapuchados contrarios a la suspensión del encierro taurino, insultos al alcalde, un toro escapado de la plaza como consecuencia de una inexplicable suma de negligencias en la celebración de un concurso de recortes, dos personas mayores heridas, ese mismo toro embestido por un vehículo todoterreno, un vídeo convertido en tendencia en las redes sociales, un equipo de Antena 3 insultado y amenazado en el centro de la localidad… En fin, un despropósito tras otro que en buena medida echa por tierra una labor de años. 

No cabe duda, tal y como denunciaba su alcalde, que tras algunos de estos hechos hay “intereses políticos de desgaste al equipo de gobierno”. Se pudo comprobar en la manifestación de protesta organizada, que sólo favoreció a los más radicalizados (cuervos a los que algunos están empeñados en seguir criando). Pero también es evidente que Brihuega no puede seguir avivando la tauromaquia ya que maltratar animales por diversión desmonta su imagen de localidad bucólica, corriendo el peligro de erigirse en quintaesencia de la España palurda, de convertirse en una nueva Tordesillas. Hay que elegir. Se quejaba el alcalde en televisión del desamparo por parte de las autoridades autonómicas, incapaces de regular estos actos durante la pandemia. Sería suficiente con que el dinero público (en forma de retransmisiones en la televisión autonómica, por ejemplo) dejara de regar tanta salvajada y de promover la barbarie, preocupándose por promover la cultura.