Cuestión de magia

18/06/2018 - 19:19 J. Pastrana

 

¿Hablar de Han Solo o de Parque Jurásico? Dos producciones tan distintas entre sí y tan iguales en el fondo. Dos películas que a los ¿ya adultos? de mi generación nos agitan recuerdos y emociones de niño. Puede que Star Wars sea La Franquicia, pero aquellos dinosaurios que nos regaló Steven Spielberg también fueron algo único… y mágico. Ese es el término: mágico. Tanto los combates estelares como los velocirraptores llegaron a nosotros en unos años en los que soñar no eran tan fácil como ahora. Entonces, las superproducciones eran una excepción y hasta las Tortugas Ninjas nos asombraban. Éramos carne de sueño.

 

Ahora me pregunto qué ha ocurrido. ¿Las películas son peores o es que nos hemos acostumbrado a los sueños? O a lo mejor todo es igual y los que cambiamos somos nosotros. Estoy convencido de que un niño que se acerque por primera vez a la saga jurásica a través de la reinvención de Colin Trevorrow, la preferirá a la película de Spielberg. Y no será un asunto de calidad, si no de esa primera vez en la que nos sentamos ante una pantalla de cine y de repente música e imagen se dan la mano para ponerte la piel de gallina. La primera vez es única e irrepetible. Mi película de Alien favorita siempre será la tercera, y lo será simplemente porque fue la primera que vi. Las películas pueden ser mejores o peores, pero a veces eso nos da igual, lo que nos importa la esencia.  

 

El Parque Jurásico de Spielberg no era perfecto. Tampoco el de Trevorrow y no seré yo quien venga a decir que el de Bayona es el mejor de los tres. Lo que ha hecho el catalán ha sido poco menos que un trabalenguas: unir la primera parte de la segunda película que rodó el Rey Midas del cine, con un grupo paramilitar cazando dinosaurios en la isla, y la segunda parte de la primera película, con los protagonistas encerrados en un espacio reducido y a merced de un terrible depredador. Es esa casa barroca y casi de fábula en la que el director se encuentra más a gusto, cuando entrega las mejores piezas de su película, sobre todo en ese momento en el que se atreve a convertir al ¿Indomitus Raptor? (no sé si es exactamente así ni me importa) en una especie de Grinch que se cuela por la venta de una inocente niña.

 

El problema es precisamente que ese momento destaca como lo que es, una pieza aislada del resto de la historia. A Bayona le cuesta dar unidad emocional a su película. Uno puede ver correr personajes de un lado para otro constantemente, pero para que eso funcione, es necesario que los personajes nos interesen y aquí, a pesar de los simpaticote que resulte el bonachón de Chriss Pratt, nos dan igual. Este Jurassic El Que Sea es lento en su arranque, insustancial en su primera mitad –aunque tiene otra pieza aislada maravillosa- y se hace demasiado largo en la segunda, a la que al menos se le debe reconocer la intención de convertir a sus monstruos en seres de cuento y un amago de tragedia de esas que tanto gustan al director.

 

Dos momentos muy inspirados y algo de atmósfera contra una historia demasiado larga y aburrida. Algunos somos fáciles de convencer. Tenemos fe en encontrar la magia perdida, pero no estaba aquí… Ni en Han Solo, pero esa es otra historia de la que hablaremos la semana que viene... o puede que la de después.

 

FICHA TÉCNICA

Jurassic World: Fallen Kingdom (2018, EE UU)

Dirección: J. A. Bayona

Guion: Colin Trevorrow, Derek Connolly (Personajes: Michael Crichton)

Actores: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, James Cromwell, Rafe Spall, Toby Jones.