Un funeral de locos: Lo que importa es cómo cuentas el chiste

15/04/2025 - 18:20 J.P.

Han pasado ya casi 20 años desde Un funeral de muerte, pero tan cierto como el tiempo es que se trata de una producción que permanece fresca y actual. Por eso, poner sobre la mesa un remake a la española sonaba... arriesgado siendo amables.  Pero sorpresa: Un funeral de locos funciona. Y no solo funciona, sino que  hace más gracia de la que se le presupone a un remake y aunque se adore el material original.

Lo primero que hay que decir es que el casting está afinadísimo. A veces, cuando se juntan muchos nombres en una comedia coral, uno acaba con la sensación de que están todos pero no está nadie. No es el caso. Aquí, Ernesto Alterio, Quim Gutiérrez, Gorka Otxoa, Inma Cuesta, Hugo Silva, Secun de la Rosa y Arturo Valls, sin hablar de otros secundarios igualmente magistrales, encajan como si llevaran años enterrando parientes juntos. Se nota que hay oficio y química, no solo entre ellos, también en la dirección de Gómez Pereira. 

Y aunque es inevitable que el espectador sepa por dónde vienen muchos de los chistes, y es de agradecer que se hayan mantenido fieles al material hasta en los puntos más políticamente incorectos,  el milagro está en que los gags funcionan igual. ¿Por qué? Porque están bien contados. Porque el humor, como el buen jazz, no necesita novedad, necesita ritmo y talento. Y aquí hay de los dos. Lo que más importa del chiste, en realidad, es cómo lo cuentas. 

Además, hay algo delicioso en ver cómo se ha trasladado la historia al contexto vasco, con sus costumbres, sus silencios largos, su arquitectura emocional contenida. La cultura propia se integra sin estridencias y también sin exceso, haciendo que los chistes tengan peso específico más allá del guion original. Es un acierto. Y es una alegría también reencontrarse con Manuel Gómez Pereira en su terreno natural: la comedia coral, el enredo que va in crescendo. Se le nota cómodo. 

¿Lo malo? Bueno. Belén Rueda, que ha sido fantástica en mil cosas, aquí parece un poco desubicada en su papel, como si no acabara de creerse ese papel de semi abuela. No es que esté mal, es que los demás son muy buenos. Y luego está el doblaje de Santi Ugalde, que desconcierta. Su voz no se termina de fundir con el personaje y saca al espectador de la película, sobre todo si se le ha visto en otras producciones.
Un funeral de locos no inventa nada. No lo pretende. Pero divierte, engancha y está hecha con un cariño y un respeto por la comedia que se agradece muchísimo.