Dejen sus prejuicios a la entrada
Los innumerables carteles esparcidos por toda la ciudad ya avisaban de un carácter provocador y subido de tono. Los amigos también. “Vais a ver bastantes tetas, penes y culos”. The Hole ya está en Guadalajara y tocaba adentrarse en el agujero para descubrir de una vez por todas qué se esconde en su interior.
Mezcla entre cabaret, circo y teatro destinada a un público adulto por su carácter erótico y subido de tono, aunque sin llegar a ser excesivamente obsceno, The Hole bebe mucho del Cabaret en lo estético y The Rocky Horror Picture Show, Beetlejuice y la Movida Madrileña en lo espiritual, reivindicando la libertad de expresión en todos sus sentidos, como demuestran sus diálogos, actuaciones y personajes.
Del contenido poco se puede decir sin entrar en spoilers. Actuaciones musicales, acrobacias y espectáculo teatral se intercalan, a priori, sin orden alguno, aunque cada número sirve para presentar a un nuevo personaje. Así, todos los actores terminan teniendo su pequeño gran momento dentro de la función. Además, en la mayoría de las actuaciones hay una interacción con el público que termina provocando momentos bastante divertidos.
Pese a que todos los artistas tienen un papel interesante y en el caso de los acróbatas hasta espectacular, es inevitable destacar al maestro de ceremonias, Víctor Massán. Suyos son los instantes más cómicos y memorables de la obra. Provocador, dispara contra la situación política actual y cualquier tema que se cruce en su camino, sin corrección política alguna que sujete su sentido del humor.
Uno de los grandes logros de The Hole reside en su capacidad para no aburrir a pesar de tener tres horas de duración. Al contrario, incluso puede llegar a hacerse corta, sobre todo si se disfruta en una sala, como pasó el jueves en el Auditorio Buero Vallejo, abarrotada de un público lleno de energía y dispuesto a pasárselo bien. Este show se puede considerar una fiesta y, como en toda fiesta, cuanta más gente haya, mejor.
En el lado negativo de la balanza podría situar el uso de animales vivos en la obra, en este caso una rata. Puede que su presencia sirva para reivindicar el carácter gamberro del show y bien es cierto que tampoco pareció que el animal estuviese pasándolo excesivamente mal, ¿pero es necesario someterla a la tortura que debe suponer para ella ese exceso de luz y ruido?
The Hole ofrece un espectáculo intrépido, arrogante y bizarro compuesto de diversos elementos que, en su conjunto, acaban dando lugar a un producto fresco y fuera de lo común que persigue entretener, sacar una sonrisa al espectador y hacerle olvidar preocupaciones y penas, que nunca viene mal. Esos objetivos lo cumple con creces, valiéndose para ello de tres factores fundamentales: espectáculo, erotismo y humor canalla. Sobre su corrección política, que cada espectador opine lo que quiera, pero si se adentra en el agujero, más vale que deje sus prejuicios en la puerta.