El bien de un pueblo, por encima de las siglas

03/08/2022 - 11:58 FCV

El ex alcalde de la pequeña localidad de Zaorejas, en pleno Alto Tajo, Miguel Ángel Gil Polo (PSOE), cedió hace semana y media el bastón de mando a José Miguel Sánchez López (PP) por motivos personales.

Después de 27 años dirigiendo los destinos de Zaorejas, el socialista Miguel Ángel Gil Polo, uno de los alcaldes más veteranos de la provincia, ha decidido dimitir de su cargo “por motivos personales”. Gil Polo, no obstante, quiso asegurarse que “el pueblo seguía en buenas manos”, por lo que decidió ofrecer su responsabilidad al concejal en la oposición José Miguel Sánchez López, del Partido Popular, algo que aceptó “gustosamente”.

            Gil Polo se muestra orgulloso “por haber estado a disposición de los vecinos durante casi 30 años”. Asegura haber hecho todo lo que ha estado en cada momento en sus manos “para solucionar los problemas que han ido surgiendo, por el bien del pueblo”. Ahora desea “lo mejor” al nuevo primer edil, a quien cede la responsabilidad de seguir con su labor “de velar siempre por el interés del  pueblo y la mejora de las condiciones de vida de los vecinos”. A lo largo de su trayectoria se muestra orgulloso “de haber convertido caminos de tierra en calles asfaltadas y mejorar el suministro de agua”, entre otras muchas tareas que han pasado por sus manos.

            Ahora José Miguel Sánchez López es el que tiene la responsabilidad de proseguir su labor durante los 10 meses que restan para las elecciones municipales. Experiencia no le falta, “llevo cuatro legislaturas en la Corporación Municipal”, ilustra. En el tiempo que le queda de primer edil tiene, entre otros retos, proseguir con las obras de la calle Real, ampliar el cementerio con 10 nuevas fosas, rehabilitar la fachada del Ayuntamiento, o acometer los trabajos para instalar una descalcificadora de agua, para la que espera recibir fondos de la Diputación provincial de Guadalajara.

            Sánchez López regenta una pequeña villa situada en el corazón del Parque Natural del Alto Tajo en la que están empadronadas en torno a 95 personas, de las que viven normalmente a diario 60. “Es gente muy mayor, con edades comprendidas entre 60 y 70 años y noticias como la de un chaval de Barcelona que se ha empadronado son siempre bienvenidas”.

            Una localidad que cuadriplica su población cuando llega el verano, lo que implica que haya que reparar ocasionalmente el bombeo del agua que lleva el caudal desde la fuente del Campillo, hasta los grifos de los vecinos.