El Día de Todos los Santos más autóctono venció a Halloween
La Asociación Gentes de Guadalajara volvió a anotarse un nuevo éxito. Pese a la lluvia que amenazó inicialmente, la representación del XXXIV Tenorio Mendocino pudo disfrutarse en todo su esplendor.
FOTOS: RAFAEL MARTÍN
Sus mágicos espacios nos transportaron a la Guadalajara del siglo XVI, tomando como escenario los edificios que la familia Mendoza construyó en la ciudad entre los siglos XV y XVII. Aunque la lluvia inicial se prolongó por casi media hora, nadie dudó en que había que comenzar y terminar la obra. En la concatedral de Santa María, los vecinos, actores y actrices aguantaron estoicamente el chaparrón, actuando, viendo y escuchando como si nada sucediera, para dar lo mejor de sí mismos, el alma de Guadalajara.
Las calles de la capital revivieron el ambiente que se respiraba hace cinco siglos. Hombres y mujeres ataviados de campesinos, nobles, damas, clérigos, monjas, caballeros, pajes, menestrales, cambistas, alguaciles, espectros, músicos… Se podían escuchar los sones de los Gaiteros de Mirasierra, el Grupo Las Colmenas, Tambores de la Pasión, Ronda de Horche, Ensemble Cincuecento de Guadalajara y otras agrupaciones de baile.
Todos, boquiabiertos, asistieron a una puesta en escena que fue fruto del trabajo, con grandes dosis de dedicación, imaginación y conocimiento, de un grupo de más de 150 personas que llevaron a cabo labores artísticas, de dirección y técnicas encaminadas a rendir tributo a la obra de la literatura universal, una referencia en España cuando llega el Día de Todos los Santos y cuya interpretación en la capital ostenta los títulos de Fiesta de Interés Turístico Provincial y Regional.
La apuesta amorosa entre Don Luis Mejía y Don Juan Tenorio para ganarse el amor de doña Inés estaba servida.
A las 19:00 horas comenzaba la recreación de la época en la Plaza de Santa María y a las 21:00 horas esta magistral función de calle, itinerante, que utilizó como espectaculares escenarios, iluminados para realzar su belleza, la concatedral, Palacio de la Cotilla, Liceo Caracense y Palacio del Infantado. El respeto del público hacia esta adaptación del libro del escritor vallisoletano fue máximo. El silencio, absoluto.
En la Plaza de Santa María comenzaba Don Juan sus andanzas por el amor y la muerte. Muy cerca de allí, el Cardenal Mendoza, figura clave en la España de los Reyes Católicos, había tenido su palacio de estilo renacentista, en el actual Liceo Caracense.
El público se trasladaba posteriormente al Palacio de la Cotilla, donde los Marqueses de Villamejor levantaron su palacio de ladrillo y piedra en el siglo XVIII, cuyas rejas enmarcaban a las burladas damas y cuyos empedrados facilitaban destrezas y desafíos, con el aroma del jardín romántico de la mansión.
En el tercer acto la historia del Liceo Caracense ‘hablaba’ por sí sola. En el año 1500, Antonio de Mendoza y Luna, hijo del primer duque del Infantado, ordenó levantar este edificio sobre unos terrenos ocupados por las antiguas casas de la judería de Guadalajara, finalizado en una primera fase hacia 1506. Posteriormente, este edificio formó parte del Convento de la Piedad, donde se unían pasiones terrenales y anhelos espirituales de la novicia doña Inés, que iba a ser raptada por Don Juan entre la azulejería sevillana del claustro. Rumor, entre lamparillas, de rezos y cantos.
El Patio de los Leones del Palacio del Infantado se volvía a convertir en símbolo de la ciudad para la escena más popular del Tenorio, la llamada “del Sofá”. Leones y escudos, imaginados por Juan Guas, volvían a ver el paso del amor y la muerte condensado en un instante: el Diablo ha estado a las puertas del cielo.
El Palacio del Infantado y el Liceo Caracense acogían las escenas finales, con la rica mesa de Don Juan, que al cenar invitaba a los muertos. La portada del Convento de la Piedad, entre escudos mendocinos, la escultura de un grupo de La Piedad, con San Juan y la Magdalena, contemplaba la sombra de Doña Inés, que invocaba la misericordia de Dios y el triunfo del Amor. Con mayúscula.
Hoy se repetirá la función con el siguiente programa:
18:00 h: Pasacalles desde el Liceo Caracense por la zona centro.
19:00 h: Recreación de la Guadalajara del S. XVI en la Plaza de Santa María.
21:00 h: Representación itinerante. Inicio en la Plaza de Santa María
ITINERARIO
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