El gran dispendio

21/08/2018 - 21:19 Emilio Fernández Galiano

El problema es que el Estado no genera riqueza, sino las empresas privadas y los autónomos. Los emprendedores.

Que corra el vino que esta ronda la paga la peña. Como si la peña fuera un ente ajeno a sus miembros, que son los que la nutren. Unidos Podemos, o como se llamen ahora porque cambian de nombre como de cargo, exige al gobierno una fuerte subida de impuestos para aumentar el gasto público. Que corra la pasta, viva el despilfarro que la tela pública no es de nadie, que ya vendrán otros para hacerse cargo. Esa manía de la izquierda extrema en derrochar y jartarse de presupuestos es propia de los excesos escenografíados de Monty Python en el sentido de la vida, “Prokofiev, tráigame un cubo” mientras el insaciable, Mr. Creosota, estaba a punto de estallar. 

Los lapsus linguae no son solo meros errores fonéticos, muchas veces dejan entrever las verdaderas intenciones de su autor, desenmascarando sus propias debilidades o intenciones. Que la entonces ministra socialista hoy premiada con una vicepresidencia, sentenciara lo de “que el dinero público no es de nadie”, no es un garrafal despropósito conceptual, es que en el fondo piensa que su uso y gasto no es particular, como el patio de su casa. 

Pablo Iglesias es consciente de que por sus ingresos anuales, debe de tributar en torno al 50 por ciento, pero le da igual, porque siendo un pastón, todo o casi todo viene del erario público, “todo queda en casa”, pensará. Al fin de cuentas, lo que defiende es un presupuesto para elevar el gasto, sin tope. Como los de la cofradía gastronómica del Jabalí Perplejo, que en su logotipo lucían la leyenda “Todo esto está muy bien, pero... ¿quién paga esto?” 

A la retahíla de cargos públicos de confianza nombrados por súper Sánchez, que ha batido todos los récords en su apenas dos meses, la estructura del Estado sigue creciendo como la barriga del señor Creosota. El problema es que cuando su socio le demanda lo prometido para su investidura, aguante o no caer en la tentación lo que de por sí les mola, el derroche, los fastos. Solo la responsabilidad de Estado puede reprimirle. 

El problema es que el Estado no genera riqueza, sino las empresas privadas y los autónomos. Los emprendedores. Es algo que por su propio RH no tienen asumido en sus genes. El asunto es que el dinero que recolectan viene de cada españolito de a pie a través de su IRPF, IBI, y demás tasas e impuestos incluidos los indirectos. Que una vez que llega a la Agencia Tributaria y luego se reparte entre todas las Comunidades Autónomas y resto de organismos públicos, no pierde su titularidad por efecto calvinista, sigue siendo de todos. Y cuánto más impuestos paguemos menos nos quedará para otros gastos, los que generan riqueza y puestos de trabajo. El principio, asumible para cualquier estudiante de bachillerato, o lo que ahora sea, no es asimilado por esa izquierda. Claro que los obtusos podemos ser nosotros, y se nos olvida que ellos son anti capitalistas.