El silencio de los corderos
Pero quién me niega a mí que no haya acordado un cambio de orientación del propio PSOE para echarse al monte, como en el 34.
Podría haber titulado este artículo como el silencio de los barones, porque sorprende la callada por respuesta de la mayoría de los dirigentes socialistas, no ya los históricos, si no los de las principales baronías que campean por España.
La foto de Pedro y Pablo no es solo una instantánea para la historia de las hemerotecas, es la consumación de un pacto que, lejos de lo insólito, consagra una España venezolana. Da miedo imaginarse lo que puede ocurrir aquí al comprobar lo que pasa allá. Pero el miedo, como en la película protagonizada por Hopkins, se intuye, no se ve. De igual modo, Pedro ha ocultado sus pactos, no sabemos cuánto ha pagado, pero conociendo a sus socios, da pánico.
Por suponer, quién me niega a mí que no haya pactado una reforma constitucional sobre nuestra forma de Estado. O que incluya una consulta sobre el futuro de Cataluña. Ya sé que una reforma de nuestra Carta Magna requiere muchos más escaños que los hasta ahora tiene comprometidos. Pero quién me niega a mí que no haya acordado un cambio de orientación del propio PSOE para echarse al monte, como en el 34.
El asunto es que Pedro Sánchez no me inspira ninguna credibilidad, cuando digo ninguna es tal cual, no le creo nada. La contradicción es su mensaje y la mentira su argumento. El actual presidente en funciones es el único líder europeo expulsado por su propio partido, precisamente por actuar como está actuando. Antepone su permanencia en el poder a cualquier otro valor o sentido de Estado, en la peor versión maquiavélica que un político puede ofrecer.
Con todo, marginamos a la escuela “monedero” como si Podemos no fuera a rascar. Los asesores de Maduro conocen a la perfección los pasos a seguir para su “asalto al cielo”, y una vez en el poder no desaprovecharán ocasión tan propicia, conociendo, además, las debilidades de su socio.
Si a este panorama le sumamos la coartada que supone la irrupción de VOX para alarmar con una temible extrema derecha, el tablero está preparado. En cuatro movimientos, jaque al rey.
Si García Page y compañía no dan un puñetazo en la mesa en lugar de tibias declaraciones que contentan a su electorado y al del vecino, no sólo estarán callando, como los corderos, es que se estarán suicidando. El silencio de los corderos llegaba cuando no gritaban, porque ya estaban muertos después de su sacrificio.