Este no es corriente (ni continua ni alterna)
Mientras batimos récords sobre el coste del megavatio, ahora echamos de menos tener más centrales nucleares que, a la larga, han demostrado ser más baratas.
Resulta asombroso cómo la electricidad, la luz, mantienen intacta su condición de elementos de primera necesidad, imprescindibles en una sociedad desarrollada desde que a finales del siglo XIX dos investigadores la patentaran. Tal vez ni Edison ni Tesla serían capaces de explicar los motivos de las actuales fluctuaciones sobre su coste y repercusión no sólo en el consumidor, si no en la economía productiva. Nos dirigimos peligrosamente hacia una inflación desbocada sin que los responsables políticos puedan controlar su precio. En verdad, por muchas entrevistas que he escuchado realizadas a diferentes expertos, no he conseguido entender porqué inopinadamente asistimos a un descontrol que se me antoja un tanto misterioso.
Thomas Alva Edison y Nicola Tesla descubrieron la corriente continua y la corriente alterna respectivamente, cada una con sus propias características y las dos sujetas a una feroz competencia para consagrarse como la mejor (o la más práctica). Como genio, el croata Tesla no tiene parangón, con cientos de patentes registradas, entre otras, además de la corriente alterna, las del control remoto, sus estudios sobre los rayos x u otras aplicaciones para la medicina o el mundo del automóvil. Incluso se cuestiona que Marconi se aprovechara en sus estudios sobre las ondas sonoras y la radio.
Su personalidad, sin embargo, como en muchos de los grandes genios, fue conflictiva y a pesar de contar con el apoyo de grandes magnates, entre otros el del mismísimo Westinghouse o el banquero JP Morgan, y con una memoria eidética que le permitía recordar con precisión objetos y fórmulas, nuestro genio murió arruinado en un humilde hotel neoyorkino.
Nicola Telsa.
En más de una ocasión he escrito sobre Nicola Tesla, pues su vida e ingenio resultan apasionantes. Sin desmerecer la figura de Thomas Edison, me pregunto cómo sendas personalidades abordarían hoy el fenómeno de sus legados. Porque lo realmente mágico es apretar un interruptor y poder ver. Lo extraño es que no podamos ver nada claro la información que figura en las facturas por su consumo.
Mientras batimos récords sobre el coste de cada megavatio, ahora echamos de menos tener más centrales nucleares que, a la larga, han demostrado ser más baratas, más limpias y seguras, teniendo que comprar la energía generada por las de nuestros vecinos los franceses.
El mensaje facilón de unos pocos llega a muchos, lamentablemente. ¡Si Tesla y Edison levantaran la cabeza!