La ‘Gran Noche’ de Raphael y Guadarock
Las grandes noches son las grandes noches, al margen de quienes las protagonicen. En este caso fue la música la que copó las veladas del viernes y sábado. Al éxito de afluencia y puesta en escena de la Orquesta Paronama le siguió, a menor escala, pero con los fieles de todos los años, el del certamen Guadarock y, posteriormente, el mismo sábado, el del Tributo a Raphael.
FOTOS: IVÁN SERRANO
El Guadarock se celebró en la Plaza de España, cuyo público acompañó las distorsiones de guitarra y acordes de Los de Marras, Son of Aguirre & Scila, así como los grupos locales Fauna y Roto. En torno a 3.000 personas pesenciaron el certamen. Al fondo, el Palacio del Infantado que, nuevamente iluminado, formaba parte del paisaje de contrastes entre el presente y el pasado.
El presente, el de los jóvenes de aspecto variopinto seguidores de las bandas que se dieron cita, todos ellos seguidores del Rock con mayúsculas y sus grandes promesas, unos con cazadora de cuero, en la mano, o puesta, otros con camisas de sus grupos favoritos y otros con prendas multicolor, moviendo la cabeza al unísono y practicando el conocido como “air guitar”, que consiste en simular que se toca una guitarra con brazos y manos siguiendo los acordes de la banda que actúa.
La gran representación del pasado de nuestra ciudad, el Palacio del Infantado, se quedó en la retina de los presentes, contribuyendo a esa sensación de felicidad y satisfacción que transmite el subconsciente y no se sabe por qué. Una sensación que se completaba con el placer que provoca lo palpable, lo potente, que llega a nublar el sentido auditivo, encarnado por el rock.
Seguidamente tuvo lugar el Tributo a Raphael, en la Plaza de Santo Domingo, con un público diferente, más clásico, que coreó todas las canciones que se interpretaron, en un concierto más reducido, al que acudieron unos cientos de personas.