“Llegamos a tener unos 1.350 pacientes a la vez en IFEMA”

23/06/2020 - 10:52 J.E.

José María Santamaría García, enfermero de Guadalajara, cuenta la experiencia de trabajar en IFEMA durante el pico del Covid-19.

El Hospital que se montó en IFEMA acogió una gran cantidad de enfermos durante el mayor pico de la crisis sanitaria del Covid-19. Su creación, en un tiempo récord, apenas 18 horas, fue de gran ayuda para descongestionar el sistema de salud. Allí trabajaron una gran cantidad de profesionales, muchos de ellos sanitarios. Nueva Alcarria ha hablado con José María Santamaría García, enfermero que fue Supervisor del Equipo Directivo de Enfermería del Hospital COVID-19 IFEMA, y que es de Guadalajara. Actualmente es enfermero asistencial en el Centro de Salud de Meco, del Área Este del Servicio Madrileño de la Salud y doctor en Ciencias de la Computación por la Universidad de Alcalá, donde investiga a través del Grupo MISKC. Además, es Asesor del Presidente del Ilustre Colegio de Enfermería de Madrid participando además en la Sociedad Madrileña Científica del Cuidado y coordinando la Red Internacional de Enfermería Informática Latino Americana y del Caribe a través de su Nodo España. Dirige además la Academia Sorge en Guadalajara.  

¿Cómo recuerda los primeros pasos del Covid-19?
    Creo que se pueden marcar dos etapas. Por un lado, la del inicio de las infecciones por Covid-19, antes de su declraciñon como pandemia, cuando parecía que era algo lejano, de China, de Italia, …, y que se informaba que sólo atacaba o era más severo con personas de edad avanzada. En esta fase, a nivel profesional y académico lo teníamos claro, sabemos lo que son pandemias y hemos estado preparados para pandemias anteriores, el problema estaba en la concienciación pública y en la aceptación de lo que podía pasar. Afortunadamente había planes de contingencia que permitieron reaccionar relativamente rápido cuando se cambió a un nuevo escenario: el que parece que más recuerda la gente, que tiene su inicio con las medidas excepcionales especialmente de confinamiento y que marcó la etapa en la que estamos.

¿Cómo llegó a trabajar en IFEMA?
    Recuerdo que mi primera guardia fue el día 27, y el hospital comenzó a funcionar el día 21. Se montó en nada, en apenas 18 horas estaba operativo el famoso pabellón 5; luego abrirían el 9 y por último el 7. Contactaron conmigo desde el Colegio Profesional para saber mi disponibilidad para poder ir a supervisar los turnos de noche, yo durante una etapa profesional de mi vida fui Subdirector Asistencial de distintas áreas en la Comunidad de Madrid, y es verdad que ahora me dedicaba más a la investigación y a la parte de docencia y clínica, pero obviamente dije que sí y me incorporé en la gestión clínica para posteriormente asumir el trabajo en equipo del área de investigación y metodología del cuidado.

¿Y cómo fue la experiencia?
    Sinceramente, chocante. Cuando llegue allí tenía poca información poco más de lo que aparecía en la prensa, teníamos la impresión de que era un hospital de campaña, fue la impresión inicial, pero después se acabó montando un hospital monográfico y que era el hospital más grande que había en España, y eso hizo que la OMS lo felicitara también. En contra de los hospitales a los que estamos acostumbrados, con muchas plantas y habitaciones cerradas, era un hospital adecuado al tipo de problema de salud que tenían los pacientes. Además, para que te hagas una idea, un montaje de un hospital entre diseño, dotación, personal, etc, suele llevar unos dos años de trabajo, más seis meses o un año de trabajo de un equipo directivo intenso, y este hospital estuvo plenamente operativo en menos de una semana, estando al nivel de un hospital de corte tradicional. Es cierto que contó con una dotación de profesionales de Atención Primaria de Salud y del SUMMA-112, en su mayor parte, así como de SAMUR, profesionales del ejército y voluntarios que tenían un conocimiento clínico muy amplio. Todo ello hizo que, en muy poco tiempo, se pudiesen recepcionar pacientes a un volumen de lo que sería un hospital medio diario. 

¿Cuántos pacientes llegaron a tener?
    Fueron 1.350 a la vez, aunque el hospital podía doblar su la capacidad e incluso llegar a asumir hasta los 5.000 pacientes. Pese a todo se llegó al 100% de ocupación, y luego, a nivel de cuidado crítico, se activaron hasta 10 camas, aunque estaba preparado para otras 80 camas de cuidado crítico.

Imagino que habrá sido una experiencia complicada, ¿qué recuerda como lo más duro?
    Lo más duro a nivel personal fue la constante sensación de “dar respuesta”. Es decir, la sensación era que la gente ingresaba, y había que dar soporte a esas personas para que se sintieran lo más cómodas posible en lo terrible de su situación ayudando a que su recuperación fuera fácil: contactar con los familiares de fuera, montar y dotar las unidades, la constante situación de contingencia. Esa percepción de responsabilidad en una doble labor, trabajar para que tus pacientes se recuperaran y a la vez dar soporte a los hospitales que, saturados, no podían asumir más pacientes: no podíamos fracasar. Han sido dos meses sin descanso: cuando llegabas a casa sólo pensabas en cómo mejorar todo, como ayudar mejor a los pacientes y a los compañeros, la verdad es que fueron días duros en cuanto al trabajo, pero de gran realización profesional. En la parte clínica, imagínate lo que es ver llegar a pacientes, que en principio no parecían no tener una gran complejidad, pero conocer que en su evolutivo iban a empeorar antes de recuperasen, era un cuidado continuo y anticipado. Además, es cierto que, a diferencia de otros hospitales, desde la entrada en el recinto considerábamos que todo era una zona de exposición al riesgo, mayor o menor, de un posible contagio, por lo que tenías que mantener esa tensión y  estar en vigilancia durante todo el tiempo y ayudar a que todos la mantuvieran.

Trabajar en IFEMA, en un hospital improvisado, habrá sido chocante imagino, no están acostumbrados.
    Estábamos acostumbrados a una cosa que hasta ahora era muy habitual: el contacto muy directo con la persona con la que estás trabajando, entre nosotros y también con los propios pacientes. De repente nos adecuamos a una forma de trabajo nueva, a emplear protecciones especiales, los famosos EPI, y todo ello manteniendo un nivel técnico en los procedimientos clínicos excelente. Esto en un estructuralmente entorno y clínicamente muy exigente. La verdad es que si, era chocante, pero la profesionalidad se imponía y por ello se logró los resultados obtenidos. 

¿Cuántas personas llegaron a estar allí trabajando?
    El nivel de rotación de personas fue muy alto porque los profesionales procedían de otros niveles asistenciales, como he dicho Atención Primaria y SAMMUR principalmente. Entre todos, entonces te puedo hablar más de mil, en un turno determinado puedo hablarte de más de 300, enfermeros, médicos, Técnicos en Emergencias, TECAE...era cómo varias veces un hospital medio.

¿Alguna vez pensó que iba a afrontar algo así?
    Sobre el papel, hay documentación para saber qué hacer en este tipo de situaciones, pero otra cosa es vivirlo. Se ha comentado que se podía asemejar, en cuanto al impacto sobre el sistema sanitario, a lo vivido en los atentados del 11-M, por lo que en la Comunidad de Madrid ya había una triste y dolorosa experiencia, pero en esta situación el colapso ha sido durante mucho más tiempo. Además, cuándo salías de allí, la vida estaba paralizada, recuerdo ir de Guadalajara al IFEMA sólo por la carretera, te sentías cómo la primera línea de defensa

Después de todo lo vivido allí, ¿volvería?
    Si. Cuando uno estudia Enfermería sabe que esta para hacer frente a situaciones como esta. Te preparas para situaciones clínicas duras: puede que en el día a día uno llegue a acostumbrarse a un ritmo medio, pero en el fondo sabemos que debemos estar preparados para este tipo de situaciones. Claro que volvería y si dijera que no, me tendría que plantear dedicarme a otra cosa.

¿Teme un posible rebrote?
    No lo temo porque estoy preparado para ello. Tenemos que estar preparados para entender que el virus no se va, el problema es que parece que esto ya ha pasado, pero no. Lo asemejo a un mar que tiene olas, es decir, hay un momento en el que la ola te pasa por encima, y luego vuelve a bajar y parece que la ola está en calma, pero sabes que viene una segunda ola. Los contagios se han controlado pero porque estábamos confinados, con mucho cuidado, en el momento en el que eso se abra, los contagios van a volver a aparecer. La diferencia es que a diferencia de al principio ahora estamos más preparados que antes, y lo que sí es necesario es que la población se conciencie de que las medidas de prevención son muy importantes porque si no volveremos a recaer. Además, es importante entender que los virus mutan, por lo que hay que estar preparados para una incidencia y severidad similar, o para un virus más suave, pero también tenemos que estar preparados para escenarios más duros.