Lucha contra el cáncer

30/08/2020 - 12:57 Pedro Villaverde Embid

Aunque hoy luchamos con fuerza contra ese virus que amenaza nuestra salud y condiciona nuestras vidas, no olvidemos que el cáncer sigue matando y haciendo sufrir.

Cuando el mundo vive pendiente de un virus mortal para el que no tenemos todavía vacuna  no debemos olvidar que las desgracias continúan y el cáncer, esa terrible enfermedad que la humanidad no ha logrado erradicar pese a los avances conseguidos y la curación de muchos pacientes, sigue siendo la principal causa de mortandad. Hablamos hoy de esta enfermedad, de la que todos tenemos muchos familiares o amigos que la han padecido o sufren con desigual fortuna, para concienciar de la necesidad de seguir luchando contra ella. Vaya nuestro reconocimiento a los médicos y personal sanitario que cada día atienden a quienes sufren este mal y también a los integrantes de la Asociación Española contra el Cáncer. A ella queremos dedicarle estas líneas motivadas en gran parte por el aniversario, el 15 de agosto, del fallecimiento de la presidenta de la Junta Provincial de Guadalajara, Petri Arenas, que dejó gran huella, y por la amistad con el actual presidente, José María Jiménez Bustos, al cual visitamos no hace mucho en la actual sede, unos despachos en la que conocemos como la vieja residencia, atendida por cuatro oncólogos, especializados en psicológica, y dos administrativos, además de una junta directiva comprometida. Las cifras son elocuentes. La AECC, a nivel nacional, destina 70 millones de euros anuales a 380 proyectos que investigan el cáncer, cuenta con 1.157.872 participantes en acciones de prevención y sensibilización y atendió a 190.369 pacientes y familiares en 2019 a través de sus servicios profesionales y voluntariado.  

Y no queríamos finalizar sin compartir la historia que el propio Bustos nos recordó. La Junta Provincial nació en Guadalajara en enero de 1957 bajo la presidencia de Rafael del Valle y tuvo su primera sede en el domicilio particular de su secretario, Salvador Embid, que dos años después trasladó el centro de correspondencia y atención al viejo instituto  Brianda de Mendoza. Ya entonces atendían a numerosos enfermos gracias a los donativos recibidos, cuestaciones o campañas en prensa. Desde aquellos hombres y mujeres hasta los actuales han sido muchas las dificultades vencidas para desarrollar actividades y prestar servicios.