Mi vecina Julia
Una de las personas que transforman el ambiente es ‘mi vecina Julia’, para más señas, Julia Pérez Correa, una alcarreña de nacimiento que reside desde hace años en nuestra ciudad hermana de Alcalá de Henares.
Supongo que habrán visto el simpático anuncio de un banco en el que se cantan las virtudes de “mi vecino Jose”, ese chico tan majo que lo mismo te cuida al gato, que te hace el IRPF, que te arregla una avería o te desmonta un aparato.
Quién no ha necesitado tener cerca alguna vez a alguien de confianza dispuesto a echar un cable con los problemas de la vida diaria, justo esos a los que se les suele conceder poca importancia, pero que determinan nuestro bienestar.
Una de esas personas que transforman el ambiente es “mi vecina Julia”, para más señas Julia Pérez Correa, una alcarreña de nacimiento que reside desde hace años en nuestra ciudad hermana de Alcalá de Henares.
Julia siempre pone las cosas fáciles, sobre todo si con ello puede contribuir a que las mujeres sean más libres. Lo mismo te monta una conferencia, que te organiza un taller, que te pone en contacto con gente increíble, que te escucha con atención.
Nuestra vecina casi, casi perfecta cada vez pasa más tiempo en Rodalquilar, provincia de Almería, la tierra de la muy admirada Carmen de Burgos (precursora del feminismo en España y de la lucha por la igualdad) impregnándose de su legado.
Así, persistentemente la encontrarán comprometida con la igualdad entre las mujeres y los hombres, defendiendo en todos los foros posibles la dignidad inherente de las féminas en su condición de seres humanos.
Julia Pérez Correa en la entrega del IV Premio Francisco de Pedraza contra la Violencia de Género concedido a Araceli Martínez Esteban (2019).
Su apuesta por los derechos de las mujeres no se circunscribe a nuestro país, España, sino que sabe sumergirse en la sabiduría de las mujeres africanas para acompañarlas en la lucha contra la violencia machista y sus diversas manifestaciones, como el maltrato, la mutilación genital femenina o los matrimonios forzados.
Ejemplos de su buen hacer hay muchos, pero destacaría la creación hace casi diez años de la Asociación Francisca de Pedraza que, fundaméntadose en el trabajo colaborativo y el compromiso feminista, ha expandido desde Alcalá y sus instituciones la concienciación sobre la necesaria igualdad entre los sexos y la erradicación de la violencia contra las mujeres y las niñas.
Hace unos meses que su etapa al frente de la asociación llegó a su fin, dando el relevo a un nuevo equipo con un también nuevo empuje. Para el acervo del bien común deja multitud de iniciativas entre las que solo mencionaremos dos.
Una de ellas es el Premio Francisca de Pedraza contra la Violencia de Género, que este año cumplirá su octava edición. Con este premio se han laureado figuras de la talla de la periodista Carmen Sarmiento, la cineasta Mabel Lozano, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, la jueza Auxiliadora Díaz Bolarque, la Unidad de Atención a la Familia y a la Mujer de la Policía Nacional, etc.
Tuve el grandísimo honor de ser galardonada con el cuarto Premio Francisca de Pedraza y fue a partir de ese momento cuando Julia y yo empezamos a coincidir en más espacios físicos y, también, reflexivos, iniciando una relación soreal basada en un pilar compartido: la radical igualdad entre las mujeres y los hombres.
La segunda de las acciones de la asociación a la que me referiré es el Seminario de las Mujeres del Siglo de Oro, jornadas que nos han permitido conocer la vida, creaciones, saberes y rebeldías de las mujeres de ese intenso y extenso periodo histórico y, con ello, entendernos mejor ahora.
Todas las personas contamos con detractores y no tengo dudas de que Julia asimismo los tendrá. No entraré en ello, pues lo importante es que su aportación a los avances en favor de la igualdad es innegable y, además, nunca me ha exigido que sus hostiles sean los míos.
Como dice la famosa publicidad vecinal, Julia es capaz de organizarte una fiesta, de escucharte tus penas y de darte una respuesta. Sí, Julia tiene la capacidad de ser como una brújula que orienta, de alentar a descubrir la verdad con valentía y, algo muy valioso, de brindar su amistad generosamente. Como ven, Julia Pérez Correa siempre ha impulsado la visibilidad de otras mujeres desde la sororidad y creo que ya es hora de que también la empecemos a reconocer a ella.