Nuevos Mutantes: Adolescentes, superpoderes y una película maldita
Nuevos Mutantes podría haber sido el interesante reinicio de una nueva saga, una protagonizada por adolescentes, con una lectura social acorde a los tiempos que corren, pero sin estridencias, y una interesante apuesta por mezclar terror, fantasía y aventuras. Por desgracia, el cinismo de la industria parece haberla condenado
Vivimos en un mundo cínico. Cínico y capitalista. Un mundo en el que las mejores intenciones pueden terminar convertidas en herramientas económicas. Películas malas siempre ha habido. Ahora, en vez de engañarnos con testosterona para que llenemos las salas, parece que la idea es hacernos sentir culpables. Ir al cine no como placer, sino como deber moral con la justicia social.
Pero ir al cine a ver lo que nos digan las grandes productoras, que serán quienes dicten dónde están la sororidad y el feminismo. Sólo así se entiende que haya quien se empeñe en defender y promocionar hasta el absurdo mega producciones mediocres como Aves de Presa mientras se deja morir otras mucho más interesante, como Nuevos Mutantes. Nadie va a defender la historia de Rhane, Danielle y compañía, aunque sus cuatro personajes principales sean mujeres y la principal relación sentimental sea homosexual, simple y llanamente porque a Disney no le interesa seguir adelante con esta franquicia.
Y dicho todo esto, probablemente el mayor favor que se le ha hecho a esta Nuevos Mutantes ha sido no centrar el foco de atención en ninguno de estos aspectos tan de moda, como si ocurre a la hora de promocionar otras producciones como Capitana Marvel, Los Ángeles de Charlie o ahora Viuda Negra. El favor más grande que se le ha hecho a esta producción maldita, con vocación de película de culto por su propia intrahistoria y factura, ha sido dejar que sea simplemente una película.
El género de súper héroes necesita explorar nuevos caminos, expandirse para no quedar agotado en su propia fórmula. En ese sentido, la propuesta de Josh Boone y Knate Lee no podía ser más interesante: recuperar un clásico de Marvel como los Nuevos Mutantes, una línea en la que la fantasía tenebrosa e incluso el terror se unieron a las habituales historias de adolescentes con superpoderes. Había que tener valor para llevar esa esencia al cine y eso es precisamente lo que han intentado.
El resultado final recuerda a las películas del pasado siglo, a aquellas historias de finales de los 80 y principios de los 90 en la que un joven podía asustarse un poco en el cine sin por ello dejar de pasarlo bien, como en una Pandilla Alucinante, pero sin tantos toques de humor y dirigido a un público más adolescente. Una hora y media de una historia directa, con ecos de las producciones Amblin, con sus simplezas de guión y hasta alguna elipsis de más, pero tremendamente entretenida y con un reparto más que solvente en el que destacan Anna Taylor-Joy y Charlie Heaton más incluso que Maisie Williams, la carismática Arya de Juego de Tronos.
Lo más probable es que Nuevos Mutantes no llegue a ser la trilogía que sus creadores querían que fuera, pero sí debería ser tenida como una de las mejores películas del universo de los X-Men, o por lo menos de las más interesantes. Una vuelta de tuerca tan necesaria para el género como lo fue la comedia en Deadpool o el tono crepuscular de Logan. Aire fresco a fin de cuentas, al que le puede pesar sin embargo el carácter referencial de la obra, estupenda para quien conozca el trabajo previo de cómic, pero quizás demasiado alejada del terreno conocido para quien busque una película de super héroes más cercana al molde de las producciones típicamente Marvel.