Pedro, el rey desnudo


El adelanto electoral es la principal evidencia de la fragilidad del actual Gobierno de España, el cual ha saltado por los aires. 

Las elecciones autonómicas y municipales han dinamitado el panorama político nacional tras el resultado de las urnas. España gira hacia una base sólida de votantes de derechas (PP y Vox) mientras la izquierda, atomizada, es incapaz de organizarse para dar una alternativa de gobierno. Pedro Sánchez aceptó el guante otorgado por Alberto Núñez Feijoo para someter este plebiscito en una primera vuelta de las cercanas elecciones generales y al final se ha achicharrado en su propia estrategia electoral. El PSOE ha perdido todas las regiones menos Castilla la Mancha, gracias a un Emiliano García-Page que se ha distanciado de la hoja de ruta de Ferraz y ha dejado por el camino, a la espera de pactos, casi todos los regidores locales del país. La resaca del domingo derivó en la digestión del lunes. Habrá elecciones generales de manera inminente y por primera vez en democracia, el 23 de Julio, con medio país de vacaciones y la otra media en pantalón corto, España votará en pleno verano. La imagen de Angels Barceló, echándose las manos a la cabeza sobre la fecha de nueva convocatoria, representa a una nación que no se  ha recuperado en términos económicos de la pandemia y que deja por el camino tantos retos por resolver que debe asustar al próximo inquilino de Moncloa. 

El adelanto electoral es la principal evidencia de la fragilidad del actual Gobierno de España, el cual ha saltado por los aires. Pedro, aupado a hombros de los leones del Congreso tras una moción de censura y refrendado en urnas poco después, es un auténtico superviviente que le ha permitido pasar de perder primarias a liderar una de las potencias mundiales (somos la 15º por PIB) pero detrás del bombo, boato, pompa y platillo no había absolutamente nada, salvo un gigante bello con pies de barro y que dependía de otros para llevar a cabo su plan. El proyecto de Pedro no daba para más y ha dejado a muchos de sus correligionarios con el culo al aire. Alberto Rojo, con 2.042 votos más que en 2019, ve como no son suficientes para superar el evidente pacto entre Ana Guarinos y Javier Toquero, que tendrá que materializarse en las próximas semanas. El análisis demoscópico deja unas pequeñas reflexiones a tener en cuenta. ¿Dónde ha ido el voto huérfano de Ciudadanos? Principalmente al PP, el cual ha tenido los mismos votos (+11) que en la anterior cita, si bien, se desangra por su derecha ya que Vox, ha más que doblado su base electoral en estos comicios. Esto deduce que el centro del tablero político es azul y quien gestione ese votante sensible a la economía y a lo social, es quien suele terminar gobernando. Al PSOE le hubiera venido bien un posible apoyo por su izquierda, pero Unidas Podemos ha obtenido menos de la mitad de los votos que en 2019 y Aike se ha mantenido con un mensaje claramente local. En ambos casos insuficientes para que Alberto, que ha ganado las dos últimas elecciones municipales, se mantenga en el poder. En todos los casos, campañas limpias y proactivas, de las que el votante valora y respeta. Gracias

Y con este escenario debe lidiar el caracenses vulgaris. En plena canícula, deberá elegir quien mandará en los próximos cuatro años. Un PSOE lamiéndose las heridas que tratará de movilizar a sus electores frente a una derecha que es capaz de coexistir tras cuatro años de sanchismo. Entre medias, la extinción del centro político (Ribera pasándole pensiones  a la sobrina de Paco de Lucía) y la enésima escisión de la izquierda (Sumar, Más, Unidas, Dos Huevos Duros...) y en el horizonte, un enorme problema de vivienda, de inflación, de deuda pública, de pensiones y de poder adquisitivo. Sánchez ha entregado su capa a Feijoó que hará un sayo de la suya, pero toda la XIV Legislatura, Pedro ha ido desnudo. Muchos ya lo sabían, ahora también los suyos.