Perfect days: En lo profundo

18/01/2024 - 15:43 J. PASTRANA

Reconozco que me enfrenté a esta película negativamente influenciado por esas dañinas corrientes de opinión general y masiva que aveces corretéan por internet. "La felicidad está en los detalles", "la alegría de las pequeñas cosas"... y cosas de esas que a uno le dan mucha pereza, porque automáticamente las asocia a un cine tedioso que, por norma general, demuestra lo sensible que eres. Esto es: si no te gusta, es que eres superficial. 

Así que ahí llegábamos muy superficialidad y yo dispuestos a desportricar contra la última película de Win Wenders, porque pasados los 40 a uno ya le va importando poco ser superficial cuando va al cine. ¿Y qué encontramos? Una obra mucho más compleja que esas pequeñas cosas, un doble ejercicio de arriesgado malabarismo. Por un lado, porque la Wenders juega a no contarnos nada en cuanto historia en toda la película. No hay giros ni sorpresas, es el día a día de un tipo peculiar. Por otro, porque con cada una de las jornadas que pasamos con este limpiador tan milimétricamente interpretado por Koji Yakusho, más nos acecamos a una realidad que se esconde tras la apariencia. 

Voy con spoilers, no digan que no les advertí. Puede que Perfect Days no trate de lo que creo que trata, aunque lo dudo, pero sí es así, que grandísimo favor le hecho a Win Wenders. El alemán nos muestra con sencillez y sutileza el equilibrio exterior que puede ocultar un turbulento dolor interno. Nuestro entrañable Hirayama no es un tipo feliz, como si de un thriller psicológico pausado se tratara, vamos percibiendo detalles que nos hablan de un hombre con miedo a sentir y que probablemente ya sintió demasiado hace tiempo, una persona que ha decidido aislarse del mundo y de paso del dolor. Alguien a quien podemos imaginar e intuir, pero de quien tenemos pocas certezas. 

El aburrimiento más absoluto que podría haber supuesto esta producción, se vuelve atractivo gracias al misterio insinuado, las banda sonora, las interpretaciones y la cautivadora unión que se logra entre fotografía y montaje. No, no se la recomendaré a mis padres ni a nadie que quiera ir al cine a ver algo divertido, pero tampoco puedo decir que sea una película aburrida o fallidamente pretenciosa.