Poveda de la Sierra


Traigo hoy una glosa de un pueblo junto al Tajo, de Poveda de la Sierra, en el que se mezcla la Naturaleza potente, con la historia y el patrimonio más tradicionales. Un lugar de fácil acceso y sorpresa segura.

Siempre tuve devoción por este pueblo del Alto Tajo, por Poveda [de la Sierra], que fue un elemento clave en los caminos que circularon en torno al gran río, aunque expuesto como en altar roqueño en lo alto de su orilla izquierda, poco después de cruzar la corriente por el puente de los Grediles (o de Poveda). Viniendo desde el Señorío molinés, bajando la cuesta de Taravilla, mudando la visión del mundo en una joya azul y verde que se nos muestra al frente, se pasa el río y se sube entre cantiles a Poveda.        

Tras visitar por primera vez Poveda, hace ya muchos años, y buscar someramente algunos datos sobre su historia, juntando lo visto con lo aprendido, escribí que sumido en el seno de un estrecho y portentoso barranco, escoltado de altísimas y retorcidas peñas entre pinares y vegetación densa, asienta en estrecha formación el caserío de Poveda de la Sierra, que tiene además por término y entorno una serie de parajes de extraordinaria belleza. Además del aspecto peculiar del pueblo, sus alrededores son un auténtico paraíso para los amantes de la Naturaleza, pues, siguiendo el camino por el que se llega a Poveda, que se considera carretera hacia Taravilla, se alcanza el curso del río Tajo en una de sus más espléndidas zonas, plenamente incluida en el entorno del Parque Natural del Alto Tajo. En la orilla izquierda de este río, en término de Poveda, corre un carril por el que cómodamente se circula en coche, y que permite alcanzar, hacia arriba, el pueblo de Peralejos, y río abajo el de Peñalén y luego el Puente de San Pedro. Son lugares ideales para la excursión, la marcha, la acampada y la pesca. Y la belleza del espectáculo natural, inolvidable. Sobre el caserío se yergue el picacho de la Machorra, uno de los más altos de los contornos (unos 1.424 mts.)

Este lugar perteneció, desde la reconquista de la zona, ocurrida hacia finales del siglo XII, al Común de Villa y Tierra de Cuenca, rigiéndose por su Fuero. En las reformas de división territorial del siglo XIX, fue asignado a la provincia de Guadalajara, aunque geográficamente, y por estar en la orilla izquierda del Tajo, puede considerarse perteneciente a la comarca de la “Serranía de Cuenca”.

Aspectos de la localidad de Poveda de la Sierra.

Merece ser visitada su iglesia parroquial, obra de estilo románico rural, levantada en los momentos de la repoblación: del antiguo edificio conserva la espadaña triangular que se levanta sobre el muro de poniente, y la portada o acceso, en el muro meridional, protegido por atrio porticado sobre pilares de madera. Dicha portada está formada por un arco semicircular, con tres archivoltas baquetonadas, excepto la interna, que es un cancel arqueado. Cargan sobre una imposta que las separa de los capiteles, decorados con animales fantásticos de la mitología medieval, y con detalles vegetales. Y estos a su vez se apoyan en columnas de muy corto fuste. El resto del templo es añadido y reforma de siglos posteriores. 

Centrando la amplia plaza del pueblo, destaca una gran olma centenaria de densa copa que sirve de cobijo sombreado para el verano.

En el término de Poveda existe una gran cantera de caolín, intensamente explotada en la actualidad. Una de las glorias locales fue el gran concertista de guitarra Segundo Pastor, que aquí nacido, puso su magisterio y su genialidad interpretativa y de compositor por todo el mundo. Fui gran amigo suyo, viajando con él a diversas partes del mundo, entre ellas a México, y aun recuerdo como, un 12 de diciembre de 1980, pude asistir al estreno de su gran obra “Suite Alcarria” que estrenó en el paraninfo de la Universidad de Jalisco, en la Guadalajara tapatía.

Fue Poveda otro de esos lugares donde los Gancheros del Alto Tajo descansaban y merodeaban, trayendo sustos, sorpresas y aventura. En el libro Guadalajara: agua y vida editado por la Red de Bibliobuses de Guadalajara en 2013, contaba Canuto Herranz Moreno que se acordaba todavía de cuando iban por allí bajando los gancheros, que aunque tenían mala fama porque eran gente muy pobre, durmiendo siempre en el campo, en chocillos y covachos muy pequeños que ellos se hacían, y en parideras, tenían almas nobles y sacrificadas, cumpliendo con su deber a veces como héroes. La mayoría, según cuenta Canuto, venía de la tierra de Priego. Vestían pantalón blanco, y en los pies llevaban unas esparteñas que se las ataban a la pantorrilla, agarrándose muy bien a la madera. De ellos cuenta muchas otras cosas que se han recogido en el capítulo dedicado a los gancheros en el libro “Tajo Abajo” próximo a aparecer.

También contaba Catalina Moreno que había oído a sus padres que en la Sima de la Estrella, en el pinar, habían echado dentro perros, ovejas, lana… y todo había vuelto a salir por el Bocanegra, un manantial espectacular que arrastra aguas subterráneas y sale a 2 Kms. del pueblo, y que cuando llueve mucho “rompe el Bocanegra”, y muchos van a verlo.

En realidad el término de Poveda es de esos lugares del mundo donde todo es grandioso, la Naturaleza monta un espectáculo en cada esquina, y los elementos son más puros y ciertos que en ninguna otra parte. El pinar es hondo y denso. Los cantiles empinados y brillantes. El agua rugiente, entre azul y verde, como una esmeralda que se deshace. Si algún día de estos, amigo lector, en la primavera que ya se barrunta, piensas viajar hasta el Alto Tajo, empieza a hacerlo visitando Poveda de la Sierra.