Sánchez el gafe
En muchas ocasiones he criticado la gestión de Pedro Sánchez, pero de igual manera reconozco que las adversidades le han acompañado como buen ‘sotanillo’ o ejemplar único entre los manzanoides.
Me metí en internet para contrastar una conocida clasificación de gafes que en su día realizó con su humor habitual Alfonso Ussía y comprobé que, en parte, me había pisado este artículo con uno de los suyos publicado en El Debate en noviembre del 2021. Afortunadamente comprobé que sólo mencionaba una anécdota sobre Sánchez según la cual, tras saludar efímeramente al presidente Biden, éste perdió las elecciones en el Estado de Virginia, feudo demócrata por antonomasia.
Como ya habrán adivinado, la cosa va de demostrar lo gafe que es nuestro jefe de gobierno pues, desde que entró en la Moncloa, todo han sido desgracias no sólo para los españoles, si no para los europeos, la humanidad y hasta el universo, como luego demostraré. Así que, con permiso del nieto de don Pedro Muñoz Seca, comienzo mi teoría utilizando su famosa clasificación.
Según Ussía, “existen el gafe, el supergafe, el sotanillo y el manzanoide. El gafe procura pequeños inconvenientes al prójimo, que él no padece. El supergafe comparte con sus víctimas las adversidades, siempre que no sean de alta gravedad. El sotanillo es el más peligroso”, pues, al igual que el gafe, los inconvenientes, en este caso graves, que genera a terceros, a él no les afecta. Y, finalmente, está el manzanoide que, en simétrica comparación, iguala al supergafe en este caso con tragedias mayores que él también sufre.
Sin disimulo alguno he criticado en muchas ocasiones la gestión de Pedro Sánchez, sus contradicciones, su dependencia con los nacionalistas y populistas y su aferrado narcisismo. Pero de igual manera, reconozco que las adversidades le han acompañado como buen sotanillo (categoría en la que le instala el satírico articulista) o como ejemplar único entre los manzanoides (su nivel apropiado, en mi opinión).
Por no enumerar los muchos ejemplos de irradiación de rayos gafes de los que el presidente es capaz, me limitaré a cuatro eventos que en apenas tres años han cambiado a peor nuestras vidas. La Filomena (irradiación exclusivamente española), la nevada más grande en un siglo, afectando principalmente a Madrid, sede del gobierno de España habitada por Sánchez. El coronavirus (irradiación mundial), la pandemia más importante desde la mal llamada gripe española, a principios del siglo pasado. Desde entonces nunca la humanidad tuvo que ponerse mascarillas para evitar los contagios. La guerra de Rusia contra Ucrania (irradiación europea con efectos internacionales). Desde la segunda guerra mundial ninguna potencia europea se vio implicada en un conflicto bélico en nuestro continente. Para colmo de males, recientemente, científicos internacionales han detectado que el núcleo terrestre no sólo ha dejado de rotar si no que lo está haciendo en sentido contrario, siendo todavía una incógnita las consecuencias universales que el fenómeno pueda acarrear (irradiación galáctica). Si permanece Sánchez como líder mundial, apretémonos los machos.
Termino con una anécdota individual. Una empleada del servicio del Palacio de la Moncloa, que trabajaba allí desde tiempos de Aznar, era jugadora habitual de lotería pero nunca había sido agraciada. Fue despedida durante este mandato de Pedro Sánchez en el pasado otoño. En el sorteo de Navidad fue agraciada con un gran premio después de liberarse de la irradiación presidencial.
Es muy injusto criticar a Sánchez por su gestión. Lamentemos, en todo caso, su condición de manzanoide.